Escuché los cascos
Escuché los cascos
golpeando las paredes de la taza
sonido de galope incesante
viendo sombras extrañas.
Vi como de la taza saltaban
a tamaño real galopando
en los verdes prados
acallando el sonido de sus cascos.
Se perdían en el horizonte
donde no reinaban las barreras
ni las cercas de púas
ni paredes que el camino que entorpezcan.
Desaparecieron en el horizonte
apareciendo de repente
formando nubes
mil formas diferentes.
Cambiantes como los pensamientos
reales dentro de lo imaginario
el niño interior aflora
como un jinete cabalgando las nubes.
Se le ve saltando de una a otra
no importa la consistencia
la imaginación no entiende de ciencia
simplemente, imagina, lo vive.
Da igual lo que la gente “cuerda” piense
la locura es la madre de la ciencia
la de vivir la vida
no escrita en los manuales
sino en la experiencia.
Toni Oliver

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