martes, 21 de febrero de 2023

Me sentí como un barro moldeado

Me sentí como un barro moldeado

Me sentí como un barro moldeado
de la arcilla la mejor
pero tan manipulado
que no parecía yo.

Me vi como recién caído
del pico más alto
ciego, mudo, aplastado
con mi cerebro aniquilado.

Intentaba recomponer mi estado
cuando más moldeaba, más deformado
me sentía frustrado
no por mi, sino por pasar por mil manos.

Quería saber quien era yo
imposible recordarlo
era un simple muñeco de barro
quizás en un cajón ya olvidado.

Toni Oliver

Y se cumplió mi sueño

Y se cumplió mi sueño

Harto de buscar vivienda, tanto para alquilar como para comprar, todas a precios astronómicos, el alquiler supera el sueldo, no digamos si le añadimos, agua, gas, luz, teléfono, algo ilógico, como se puede gastar más para vivir en una mini casa que lo que uno gana, haciendo malabarismos, alquilando parte de ella, trabajando en negro en otro lado, eso que hacienda persigue, pero no el abuso de los precios.

Toda la vida trabajando, si lo piensas bien, todo para ser más esclavo. Si quieres comprar un piso te piden un sueldo fijo y bastante elevado, una entrada inaccesible y si llegas a conseguirla, luego te dicen que no es suficiente, quieren avales.

Un manicomio de sociedad, vives para trabajar y, como la canción de Julio Iglesias, “me olvide de vivir”. Pero siempre queda la esperanza...

Un día, ya harto de tanta incongruencia, me levanté con ganas de hacer algo nuevo, me fui a caminar por el bosque. Empecé cabizbajo, poco a poco la cabeza se fue levantando al tiempo que los pulmones se iban hinchando de aire fresco, fijándome hasta en las hormigas como caminaban en procesión, como en Semana Santa, pero sin los tambores marcando el camino ni las trompetas quitándote el sueño. Los pájaros, volaban sin prisa, alimentando a los polluelos de sus nidos, estaba por preguntar cuanto les costaba vivir en su casas, pero no, me callé, imaginé que no me contestarían, total, ellos seguían su camino, sus vuelos en busca de comida, al alba y al atardecer cantaban con alegría... Yo pensando... Uf, cuanto tiempo hace que no canto ni silbo, se me había olvidado hacía mucho tiempo.

Me senté debajo de un árbol, miro a los lados explorando los alrededores, eché una cabezadita, de esas que apetece, tomando el fresco bajo sus ramas...

Al abrir los ojos, vi en frente de mi, aquella casita que de niño imaginaba, en el tronco de un árbol, su escalerita para que la humedad, los días de lluvia no entrara dentro, una puerta amarilla, como advirtiendo que puede ser tóxico tocarla, sus ventanas para que entre la luz... Como si fuera la vivienda de unos nomos, pero grande.

Me acerqué, llamé a la puerta,nadie apareció, abrí con cuidado la amarilla puerta, el interior, era pequeño, pero acogedor, inspiraba calma, paz, afuera se escuchaban los pájaros trinar, algún que otro revoloteo, por el alboroto que montaban.

Volví a salir para sentarme de nuevo y observar si alguien aparecía por la casa, me pasé todo el día, incluso la noche, nadie volvía. Volví a llamar a la puerta, nadie contestó, entré, me instalé y ahí me quedé, mi casita del árbol imaginada.

Un fuerte estruendo, disparos de escopeta, los perros corriendo, chillidos, voces. Abrí los ojos, mucha gente cazando, yo seguía debajo del árbol en que me había echado la siesta...

Toni Oliver