lunes, 9 de noviembre de 2020

Me aficioné a la lectura

Me aficioné a la lectura

Me aficioné a la lectura
en los libros con sus historias
sentía tus manos bajo el agua tibia
caía abundante de la ducha
recordando, en el verano, la lluvia.

Recorrían la piel, dos esponjas
cada centímetro son sus caricias
el vapor del agua se convertía en niebla
como el agua que se evapora en la catarata
en su viaje de caída hacia la calma.

Mis manos el tacto recuerdan
esa piel aterciopelada
ardiente, apasionada 
que con el aliento se estremecía
y con la lengua y sus mudas palabras.

No hablo de la vista
desaparecida bajo la espesa niebla
mientras el simple tacto me enerva
escalofríos en la piel, mariposas
que por el estómago revolotean.

A cada página que avanza
la pasión, la intriga
va rompiendo lo que imaginaba
palabra tras palabra, coma tras coma
gira de nuevo la hoja.

Un descanso, el capítulo se acaba
en la mente la incógnita
el ansia de seguir lo que se relata
dejando fluir esa lectura
como el agua que se desliza por la montaña.

Toni Oliver

Póngome frente al espejo

Póngome a veces frente al espejo

Póngome a veces frente al espejo
otras ahí estoy y ni me veo
charlo con él, como si fuera un loco
de esos que dicen que han perdido el coco.

Cuéntome él aventuras y desventuras
cuentos de ficción y realidad
sus verdades invertidas
o sus viajes de irrealidad.

Es un libro fantástico
sin hojas para ir girando
el silencio es el aliado
entre él y yo, un mudo diálogo.

Que no nos interfieran extraños
rompiéndonos eso tan extraño
que entre nosotros hallamos
una fluida discusión, acalorado.

Póngome a veces frente al espejo
me discute a diario
me contradice sin remedio
cuando ve mis pelos liados.

A veces le regaño
quiere salir airoso
suerte que no es rencoroso
otras pone una sonrisa en mis labios.

Toni Oliver

Entre sueños y pensares

Entre sueños y pensares

Entre sueños y pensares
otros juegos malabares
con tu espejo hablé
me contó sus ideales.

Se enamoró de tus labios
tartamudo e indeciso
no alcanzó a decírtelo
se quedaba mudo sólo con pensarlo.

Se obsesionó con tus senos
quería tocarlos
pero no tenía manos
sólo era cristal y su anverso.

Quería ver volar ese pelo
para que le acariciara en su vuelo
estaba celoso de tus manos
cuando te lo estabas acariciando.

Te miraba a los ojos
cuando te estabas maquillando
se adentraba en lo profundo
cada vez más preso se estaba quedando.

Cuanto te ibas se quedaba triste
no soportaba tu ausencia
necesitaba tu presencia
aunque no pudiera tocarte.

A veces pensaba.
¿Y si fuera gato?
Me acurrucaría en su regazo
con sus manos me acariciaría.

Pero yo no tengo manos
ni piernas ni brazos
mis ojos se ven olvidados
sólo soy un cristal ahí colgado.

Toni Oliver