jueves, 29 de septiembre de 2022

¡Alarma, alarma!

¡Alarma, alarma!

¡Alarma, alarma!
Gritan los voceros del imperio
su misión, crear miedo y más miedo
amedrentando al pobre ciudadano
al que los bolsillos le van vaciando
la despensa limpiando
mientras los voceros se lo van quedando.

Viven del miedo ajeno
miles de años impulsándolo
así, cabeza gacha, loando
la mano besando
con las rodillas hincadas en el suelo
sin más futuro que ser esclavo
si levantas la cabeza eres azotado...

No les tiembla la mano
ni tan siquiera el pensamiento 
autómatas bien mandados
no importan los argumentos
sólo el despecho, el descaro
con que esas órdenes van ejecutando
mejor cuanto más se humilla al pueblo.

Siguen los voceros gritando
invocando al miedo eterno
el pueblo callado y acallado
cuidado el que rompa el silencio 
que la lengua se está jugando
lo mismo lo meten preso
o, simplemente, sin aire para seguir respirando.

Toni Oliver

En la intimidad de nuestros pensamientos

En la intimidad de nuestros pensamientos

En la intimidad de nuestros pensamientos
nuestras vidas inexistentes pilladas al revuelo
misterio mágico es juntarnos
en ese irreverente mundo
de hechos y pensamientos censurados
de fuera y desde dentro de nosotros mismos
autocensura imperfecta, tempos caducos...

A esa intimidad volviendo
desnudos, sin tapujos
abrigados por el silencio 
sólo roto por los latidos
o esa respiración cambiante de ritmo
ese de las caricias a su paso
las de los dedos, los labios
esa lengua de palabras silentes con descaro.

La pasión se va acelerando
con ese interminable y evolutivo abrazo
cuando el aliento se convierte en un discurso
sensual, ávido, con insultos desgarrados
incongruentes las palabras sin sentido
explicando más que un diccionario
sin importar la luz de los rayos
aunque nos dejen electrocutados
de esas chispas de nuestros sentimientos.

Esas historias, esos secretos
pequeños mundos dentro del universo
no aptas para mirones indiscretos
ni para parlanchines perversos
entre los silencios, nuestro aliento
sobre esa piel sensible, vello erizado
esos besos que quedan grabados
con su calor, como a fuego
mientras por fuera y por dentro
ardemos en el fuego eterno.

Toni Oliver