viernes, 29 de octubre de 2021

Ladraban los perros

Ladraban los perros

Ladraban los perros, medio día, caía una fuerte tormenta con rayos y estruendosos truenos. Estaban acostumbrados a esos afectos atmosféricos. Cada vez mas nerviosos, saltando para saltar la verja. Una especie de nube se arrastraba por el suelo, pequeña, como su fuera el cuerpo de un oso, pero cambiaba de forma al soplar del viento hasta coger la forma habitual, se oscureció el día al arreciar la tormenta, pararon los rayos y truenos, entre el silencio, gemidos de muerte de unos perros ausentes.

Toni Oliver

Parpadeaban

Parpadeaban

Parpadeaban las viejas luces de filamento, la noche oscura aparecía entre los apagones momentáneos, quizás por algún mal contacto, en uno de ellos, no había salido la luna, una explosión entre el silencio y la brisa que convivían desde hacía un tiempo. El rugido de un motor, causante de la explosión, apareció bajo las luces parpadeantes a toda velocidad, un cuerpo entre las sombras dando tumbos por el suelo aparecido de entre la nada, nadie apareció, sólo los perros callejeros.

Toni Oliver

Me imaginé que un gato era

Me imaginé que un gato era

Me imaginé que un gato era
tras los cristales volaban los pájaros
yo, silente, mirando la libertad del viento
encerrado en mi lúgubre cuarto.

Mil cosas por mi cabeza
esas carreras sin límite de espacio
saltar a la caza de todo bicho viviente
incluso mis juegos macabros.

En mi entraba la melancolía
la libertad ante mis ojos
esa invisible barrera que me lo impedía
la comodidad de mi falta de valentía.

Si el frágil cristal rompiera
la libertad tendría 
aquí sin mover un músculo
soñando con el podría.

Hasta el ratón
tras el cristal me miraba
se le notaba su sonrisa
viendo mi impotencia, mi cobardía.

A veces, entre mis penas y mis miradas
se acercaban las golondrinas
se movían con armonía
en sus picos la ironía.

Un ruido, mi humana
en sus manos un plato de comida
monótona, también aburrida
mi alimento del día...

Toni Oliver

Reuniéronse

Reuniéronse

Reuniéronse
los hombres malvados de la Tierra
cuales vampiros sedientos de sangre
en su gran mansión allá en la montaña
o en el majestuoso yate más allén de los mares.

En sus labios sus sonrisas malvadas
los colmillos asomando en los laterales
su satisfacción en la cara
también los restos de sus tragos de sangre
como espejo de sus almas.

Sádicamente discutieron sobre sus tejemanejes
contentos con sus salvajadas
mirando al pueblo ya esclavo de su hambre
viendo su sufrimiento se les ponía el brillo en la cara
entre carcajadas, decidieron seguir con sus ideas salvajes.

Con la baba cayendo de los labios por sus comisuras
como cascadas de agua, poco son las del Niágara
frotándose las manos hasta que las chispas salgan
y les salgan las ideas más sádicas
viendo al pueblo como hormigas desesperadas.

Crisis tras crisis van fabricando, a mala leche
sin dejar que la gente de una a una se vaya recuperando 
no sea cosa que se les vaya de las manos
y por casualidad y desgracia se vayan adinerando
que lo importante es tenerlos amedrantados.

Reuniéronse, puro y copa en la mano
mesa de mariscos a mansalva
no falta un buen asado
todo ello sacado del sudor y la sangre
que día a día, legalmente, van robando.

No olvidemos las bacanales
de aficionados eran las romanas
en secreto se mantienen en sus compartimentos estancos
de ahí no sale nada de nada, sólo ideas macabras
ellos tienen los hilos, las marionetas bailan.

Toni Oliver