sábado, 30 de marzo de 2024

El laberinto de las palabras azules

El laberinto de las palabras azules

Por un instante, a través de mi sombra
aparecí en mis sueños en un destino incierto
un laberinto azul, es invierno
el frío cala en mis huesos
necesito cambiar, esa ropa de verano
por algo de más invierno, la echo de menos.

Pajaritos de papel contándome sus secretos
dejando huella en mi cerebro
como una canción, repitiendo el estribillo
sensual, caótico, carcelera de mis pensamientos
arden mis pensares, descifrando el humo
que de mis labios sale al ver los tuyos ardiendo.

Palabras azules entre siluetas, cerradura abierta
sin barrotes, palpitando en el tiempo
hasta que se rompen las paredes
pienso en la enajenación, en un vagabundo
el tiempo perdido del destino, el mío, el de ella
humedeciendo con su lengua la sequedad de ellos.

Como una marioneta, te daré todo
aferrándome, sin soltarte
encontrando los hilos que manejas
mirando al mar que me enamora 
el día que a través de esos hilos vea tus ojos
viéndome a través de su reflejo, día a día.

No habrá lejanía, que las letras de los versos no acorte
la iluminación de ese amor, cuasi mendigado
curando las alas rotas de los fallidos vuelos
con tu néctar, a veces cierto, otras ilusión, tal vez falsos
al natural, amante cruel, nicotina imaginaria, vinilo rojo
incomprendido, mientras, como un barco de papel en un remolino.

Error de navegante, por un instante, en mi la conversión
nobleza, ruíndez, buscando ese néctar, ese amor en los besos
la visita que tu quieres, entre versos y más versos
palabras, letras, fantasmas, huellas de pisadas en mi cerebro
tú eres, esa hambre, esa sed, ese tiempo que necesito a tu lado
las palabras que te robo sin permiso, al tiempo que te las dedico.

Enciendo unas velas, viendo las dunas desnudas, silentes
entre labios ardientes, construyendo esos besos indecentes
otros, simplemente de amor materno, entre la lucha cotidiana
entre las tormentas, las calmas, sin importar los rayos o truenos
que se sienten cada mañana al abrir la ventana, aprendizaje infinito
latiendo el corazón a través de los tiempos imperfectos.

Toni Oliver

Libro de Jaime Medina Botella