Me senté sobre las rocas
Me senté sobre las rocas
mirando el mar, sus olas
como rompían contra la orilla
con fuerza, pulverizando sus gotas
con su sabor saldo entrando en mi boca.
Buscaban las gaviotas
aprovechando la mar revuelta
los peces despistados entre ola y ola
alimentándose con destreza
entre la niebla y las nubes de tormenta.
Poca es la visión, la niebla se cierra
escuchándose a ciega sel golpear de las olas
el caer de la lluvia sobre los charcos
relámpagos, luces difusas
fantasmales, con su fuerte trueno.
Tras el calor se agradece
esa lluvia que moja mi cuerpo
empapando mi ropa
hasta mi mente
fundiéndome con las mismas rocas.
Con mi lengua, lamiéndome las gotas
que van cayendo en cascada por mi rostro
unas saladas, otras dulces
un nuevo juego de mi mente
adivinar el sabor de lo que cae de mi cara.
Arrecia el viento y la tormenta
convirtiéndose en un espectáculo
como orquesta de percusión
el caer de la lluvia sobre los charcos
mi cuerpo, las piedras que están a mi lado.
A lo lejos se asoma un claro
un rayo de sol asomando
ganar la batalla intentando
poco a poco la calma
el mar con su descaro.
Toni Oliver
