martes, 11 de abril de 2017

Rosa estaba la luna

Rosa estaba la luna

Rosa estaba la luna
tu mano mi rostro acariciaba
allá en lo alto, ella, muy bella
tus labios a los míos se acercaban.

Contagiosa estaba la luna
que de ti me enamoraba
la ardiente pasión alimentaba
en esa noche estrellada.

Sentía los escalofríos de tus caricias
todo mi vello se erizaba
millones de mariposas
en mi revoloteaban.

Con su rayo rosa
 mi sangre calentaba
bullía como ardiente lava
la razón de mi se olvidaba.

Erupcionaron los sentires
fogosos y ardientes
al rojo vivo de calientes
fuegos artificiales por lo aires.

Nada entiendo, todo vale
que me nubla la razón en este valle
te tengo en mis brazos mirando sueños estelares
sueños y realidades inolvidables.

Toni Oliver

Muda estaba la guitarra

Muda estaba la guitarra

Muda estaba la guitarra
triste y abandonada
en el viejo desván de polvo tapada.

Cantaban los pájaros cada mañana
por la tarde trinaban a mansalva
coreándose en bandada.

Llegó la tormenta
rayos y truenos lanzaba
el viento por las rendijas se colaba.

Por entre las maderas silbaba
se llevó el polvo de la guitarra
el aire las cuerdas acariciaba.

Volaban las notas bien tocadas
truenos, silbidos, el son de la guitarra
el desván vibraba.

Despertaron los pájaros
se unieron al festejo
trinaban, trinaban.

Despertó la guitarra
del olvido, del abandono
revivió, alegre como siempre estaba.

Toni Oliver