Vi tu pelo
volar con el viento
sobre la arena de la playa
cual cometa blanca
en el inmenso cielo.
No alcancé a ver tu rostro
desapareciste al cerrar mis ojos
se enfadó mi cerebro
ese que siempre piensa
encontrando siempre alguna pega.
Mi corazón
siempre más templado
no piensa, sólo siente
haciendo oídos sordos
al vocerío del cerebro.
Se quedó enamorado
del pelo que vio
también de lo que no vio
sin más pensamientos
que volver a encontrar tu pelo
con tu propio yo.
Quiere quitarse
ese Pepito grillo de su cabeza
sólo le dice “búscala”
por donde empezar no tiene ni idea
en un mundo donde ya no quedan certezas.
El cerebro lo sigue
que no lo haga, advirtiendo
que se pare, es un sueño
una trampa del destino incierto
el corazón sigue ciego.
Toni Oliver