viernes, 24 de febrero de 2012

Gobernantes, poltronas y demás acomodados.


Gobernantes, poltronas y demás acomodados.

Es curioso de ver como las personas, que se pasan un montón de tiempo defendiendo ideas en un partido, y no me refiero a alguno concreto pues en todos los que conozco pasa lo mismo en mayor o menor medida, intentan subir escalafones dentro del mismo partido y cuando consiguen un cargo más o menos importante y que, además, contiene sueldo o manejo de poder, se aferran en tal forma a sus poltronas que son capaces de cualquier cosa con tal de no perderla.

Es curioso que llegados a este punto ya importa más el mantener la posición que los valores que antes defendía con tanto ahínco.

Es curioso que hasta llegan a tener el síndrome de Adonis donde se piensan que son los mejores y que todo el mundo les adora.

Es curioso como llegan a pensarse todopoderosos, Dioses, que su palabra es la verdad absoluta.

Es curioso que nunca se dan cuenta que con sus actitudes están tirando por los suelos todo lo conseguido cuando luchaba por unos ideales.

Es curioso que estos ideales se conviertan en depredadores de todo y contra todo con tal de no perder la silla y, si es posible, coger una más alta con más poder.

Es curioso que si por lo que sea pierden una de las poltronas se siguen pensando que son imprescindibles y que siguen con la verdad absoluta y solo la suya es la buena.

Es curioso como cuando antes pensaban que las bases eran muy importantes, mucho más que los que estaban arriba han dejado de tener valor y han pasado a ser meros borregos paganos.

Es curioso que cuando se intenta poner un sistema de removerlos de sus poltronas por parte de las bases carguen contra ellas menospreciándolas.

Y lo más curioso, una vez arriba les importa un bledo el partido y los ciudadanos, solo su poltrona, su sueldo y, en ocasiones, el negocio que con ello hace.

Todo esto extensible a sindicatos y patronales.