sábado, 3 de septiembre de 2022

Los cielos ardían

Los cielos ardían

Los cielos ardían
mientras el sol se acostaba
el color del fuego, sus llamas
en mi cuerpo penetraban 
haciendo arder mi alma
al pensar lo que te quería.

Ni la lluvia enfría esa llama
ni mi mente quiere olvidarla
más bien arde en flama eterna
como las del averno que nunca se apagan
mas el ardor en mi cuerpo cala
haciendo que jamás cunda la calma.

Este silencio del sol en su puesta
cerca las olas del mar 
meciendo las brasas
como un eco suenan tus palabras
silentes donde las haya
en mi cabeza suenan como música abstracta.

Intento comprenderlas
en mi cabeza una gran maraña
entre el quiero, no quiero, la realidad
entre abstractos pensamientos confusa
ni el blanco, el negro, ni su variedad
tantos grises en su escala.

Sigo mirando el sol, que belleza
jugando al escondite entre las nubes rojas
como mis labios buscando en los tuyos esa sonrisa
desaparecida un día mientras buscaba mis musas
escapándose alocadas por no salir de mi pluma
mi mente ciega, de lejos las carcajadas.

Toni Oliver



Raro me veo

Raro me veo

Raro me veo
me miro al espejo
de frente, de perfil, de lado
buscando la espalda que se me ha evaporado
en esta extraña posición
con un ojo asomando
como si fuera un topo
de la madriguera recién salido...

Me veo extraño
quizás sean los sueños
quizás ese espejo del diablo
en una partida de cartas ganado
juegos no autorizados
mucho menos jugar con el jefe del averno
mas, tiene su hermoso encanto
abres los ojos al universo.

Un mundo desconocido 
donde descubres el gran engaño
las mentiras del espejo
o las verdades que te han ocultado
manteniendo el poder en lo oscuro
la obediencia en tu miedo
hambriento, lleno de sumisión
pierdes la partida, ganas en visión.

Saliendo del fuego
vas contando tu visión
acabando en el manicomio
encerrarte en tu silencio 
es la solución al misterio 
así no contagias al universo
tus verdades un peligro
mejor tu desaparición.

Toni Oliver