domingo, 23 de octubre de 2022

Se me perdió la vista

Se me perdió la vista

Se me perdió la vista
divagando entre los rayos
esa luz que te va cegando
la imaginación va alimentando
hasta que divaga el cerebro
todo, todo descontrolado.

Aparece la cueva camino al infierno
entre todos los males vas pecando
emprendiendo y largo vuelo
por los cielos sin pudor
como con el vuelo del cóndor
con el pico afilado, ojo avizor.

Música celestial, el silencio 
escuchando los latidos del corazón
rebelde con causa, explosión
revienta la pasión
como un volcán en erupción
soltando la lava a lo lejos
fuego, humo, perversión.

Toni Oliver

Entró la suave luz

Entró la suave luz

Entró la suave luz
entre los cristales opacos
acariciando esa piel desnuda
como la brisa de verano
saboreando ese sabor a mar 
con ese toque salado
que se huele en la brisa
y en el cuerpo queda pegado.

Entre la penumbra, la silueta
bella como una estatua de mármol
suave la piel, cual seda
textura de tercio pelo
erizando el vello al acariciarla
mientras con los ojos cerrados
se enciende hasta el alma
convirtiéndola en inextinguible fuego.

Sobre las dos colinas
emergen como dos dedos apuntando al cielo
de lejos parecen dos antenas
absorbiendo la energía del universo
recargando esas flamas
que se mantienen ardiendo
por mucho que llegue la lluvia
por la ladera va bajando.

Fluyen las cataratas
mente y cuerpo efluvios
alimentando las aguas
de los caudalosos ríos
tras las cataratas 
los remansos de paz
que revientan furiosos
tras las fuertes bajadas.

Toni Oliver

Se reunieron los señores

Se reunieron los señores 

Se reunieron los  señores
de alta alcurnia y elevadísima cama
vestidos de sus mejores galas
ostentando lo que se anhela
en la mesa hambre y plata
en la taberna de la presunción
de brillante latón las joyas
vino aguado en la jarra
títulos ostentan 
en el bolsillo deudas
la ropa de buena vista
de buen gusto parcheada
limpias las alpargatas
por fuera, por dentro apestaban
como de los cerdos su pocilga
o el estiércol de las cuadras
garrota de mando sin mandar nada
presumiendo de señorío en la miseria
el perro mira que mira por si algo le tiran
que tiempo ha que sus fauces descansan
rugiendo sus tripas
entre pieles a los huesos pegadas
las pulgas lo usan de cama
ellos, los señores de falsa sonrisa
urdiendo alguna estafa
entre desafiantes y “cordiales” miradas
que lo de trabajar no entra en su “raza”.
Entre risas y carcajadas
de reojo la mirada a en la retaguardia
tal es su espléndida confianza
que del aire que respiran ya ni se fían
la mano en su vacía cartera
en la otra la pistola o la navaja...
Hasta la próxima misa
de la próxima semana
reunión en la cantina
antes de que les confiese el cura
al que cuentan sus trastadas...
Confesos, bendecidos ya la alegría
perdonados de sus malicias
hasta el domingo a misa de medio día.

Toni Oliver