Entró la suave luz
Entró la suave luz
entre los cristales opacos
acariciando esa piel desnuda
como la brisa de verano
saboreando ese sabor a mar
con ese toque salado
que se huele en la brisa
y en el cuerpo queda pegado.
Entre la penumbra, la silueta
bella como una estatua de mármol
suave la piel, cual seda
textura de tercio pelo
erizando el vello al acariciarla
mientras con los ojos cerrados
se enciende hasta el alma
convirtiéndola en inextinguible fuego.
Sobre las dos colinas
emergen como dos dedos apuntando al cielo
de lejos parecen dos antenas
absorbiendo la energía del universo
recargando esas flamas
que se mantienen ardiendo
por mucho que llegue la lluvia
por la ladera va bajando.
Fluyen las cataratas
mente y cuerpo efluvios
alimentando las aguas
de los caudalosos ríos
tras las cataratas
los remansos de paz
que revientan furiosos
tras las fuertes bajadas.
Toni Oliver
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