jueves, 16 de marzo de 2023

En la oscuridad

En la oscuridad 

En la oscuridad de la noche
el golpear de las gotas de lluvia
sobre los charcos interminables
las tenues luces de las farolas
parpadeando mientras chisporrotean los cables
gastados por el tiempo, nadie los cuida...

Un golpear de unos pasos
paso firme, parecen tacones
mesclándose ya con el río formado
en la calle con los imbornales atascados
un rayo, otro, concierto de truenos
temblando hasta los cimientos de la ciudad.

No, no vuelan los pájaros
vuelan los paraguas escapados
tras el viento huracanado que se ha formado
salido del infierno, con aire glacial
formando una cortina de agua
grande, espesa, convertida en auténticos chorros de agua.

Unos chillidos, pelea
el correr de muebles por algún lado
sonido de vajilla chocando contra algún muro
palabras inconexas, sin sentido
inentendibles a lo lejos, de repente
dos disparos, sonaron como dos bombazos.

Ni los truenos los acallaron
ellos si se callaron
reinando un misterioso silencio 
de puntillas iban los gatos
para no montar más jaleo
las ratas, silentes, mojadas
asomando el hocico 
para ver lo que está pasando...

Toni Oliver

Sin sentido

Sin sentido

Viendo el mar, cuasi en calma, sus pequeñas olas acariciando las rocas, su sonido relajante, me trasladan como por arte de magia a unos patios mallorquines, con sus  arcos, sus suelos se convierten en el mar, las baldosas en las olas, de ese azul tan característico, acariciando las pareces de los patios ya mencionados. Sobre las aguas, flotando en el aire, una hermosa alfombra con el té recién preparado, dos cuerpos invisibles sorbiendo de  esas tazas de plata. Cosa extraña, del azucarero sale la cuchara poniendo una cucharada de azúcar en una de las tazas de té, la otra se mueve de lado a lado, como diciendo que no quería. Se fue elevando la alfombra, ondeando cual manta marina.

Se enfureció el aire, el agua dentro del patio se volvía salvaje, rompiendo las olas sobre las paredes como cuales muros resistentes. Un objeto extraño aparece, mágico, salido de la nada, un hermoso brasero dorado, son sus brasas ardientes, calentando ese extraño patio, estaba colocado en la parte inferior de la camilla, sin faldones, se notaba su calor en medio de ese temporal.

En un rincón del patio, ya sin mar, sentado en una mesa de madera pequeña, una botella medio vacía, un vaso vacío, un hombre sin cara, son su sombrero gris oscuro, olvidando las penas que al tiempo se va creando, quizás de algún amor ya vencido...

De fondo, el sonido de un piano, a media luz, una pareja bailando al son que va marcando, en la calle, los agricultores, trajeados, después de un sudoroso día segando el trigo, ya dorado.

En la ventana, perdón, el balcón, el mar en frente alguien semi desnudo mirando como las olas se mecen para acariciar con su espuma la playa, un pequeño velero poniendo rumbo a la gran catedral que adorna la bahía, iluminada, como si de un millón de velas, mientras entraba la noche esperando a la luna llena, con su aparición, totalmente roja en el horizonte, esta noche inmensa, majestuosa, elevándose a los cielos, intentando ver el sol recién acostado...

Tras el espejo, entre sueños, fantasías, ilusiones, los tres reyes magos, sin corona ni reino, pero encantados buscando esas ilusiones que se perdieron al pasar de niño a adulto, entre mentiras y engaños, retornando ese niño, con más ganas, con más fuerza, con más ilusión, locos les llaman, recién salidos del manicomio por incompatibilidad con la dirección del mismo.

Un secreto, no se lo digáis a nadie, teme ese director por su puesto si nos mantiene en el manicomio...

Toni Oliver