jueves, 13 de octubre de 2022

Aparecieron sonámbulas

Aparecieron sonámbulas

Aparecieron sonámbulas
mis musas y las letras
habían estado de parranda 
ahora les quedaba la resaca.

Se hartaron de mentiras embotelladas
tartas hechas de engaños y farsas
sonrisas traicioneras
sienten martillazos en la cabeza.

Han mirado por la ventana
por si algún martillo destrozaba la acera
pero no, no era en la calle, era el de la juerga
silencio me pedían esta mañana.

Me fui a ver las olas del mar 
los picos de las montañas
bajando de nuevo a la playa
mientras en la cama se revolcaban.

Sus cuerpos no respondían
sonaban a frases macabras
como si las rodillas escacharradas
chirriasen como bisagras oxidadas.

A la puesta del sol sus ojos abrían
les molestaban la luz de las lámparas
los entrecerraban, no veían
se volvieron a la cama.

Toni Oliver

Se te ha caído un beso

Se te ha caído un beso

Se te ha caído un beso
no sé a quien iba dirigido
o si apropósito lo has tirado
para que lo recoja alguien necesitado.

Lo agarré con sumo cuidado
con ternura lo acerqué a mis labios
se puso tan contento...
A los míos quedo pegado.

Me cortaba la respiración
estaba desesperado
intenté soltarlo un poco
me hacía falta aire fresco.

Seguía morreando
ahora ya con más cuidado
su pasión aumentando
poco a poco me iba devorando.

De mi ya nada ha quedado
sólo soy un recuerdo de un pasado
absorbido por un beso
que con toda pasión había rescatado.

Todo por un beso
un mundo encontrado
un universo perdido
jamás de nuevo hallado.

Toni Oliver

Vampiro

Vampiro

Corría la sangre entre las grietas del suelo de madera, filtrándose entre las entrañas del edificio, bajo este suelo, el oscuro sótano, de entre las rendijas por donde se filtraba el aire, las arañas estaban tejiendo sus telas de forma admirable, geométricamente perfectas. En el lado más oscuro, una caja de plomo para evitar la entrada de cualquier rayo de sol que se pudiera filtrar. Del techo iba cayendo la sangre filtrada golpeando incesantemente el plomo, despertando las hambrientas fauces del vampiro.

Toni Oliver

Piratas de la mente

Piratas de la mente

Piratas de la mente navegando a diario entre mares tempestuosos de mentiras, donde la verdad brilla por su ausencia como el gran tesoro en la isla perdida. En las antiguas escrituras ya vienen los planos de ese tesoro infinito, sin más pruebas que la fe inculcada tras milenios de una gran farsa. 
Tras acercarnos a una lejana playa, de fina arena dorada, pero de oro no tiene nada, sólo la fantasía que generación ahí han incrustado a golpes del acero de la espada  y del purificador fuego.

Toni Oliver

Me arrancaste el corazón

Me arrancaste el corazón

Me arrancaste el corazón
las noches sin pena en el olvido
al alba vacío el nido
en la cabeza la resaca del vino.

Buscaba llenar ese hueco
de decencia o indecencia, más no puedo
en mi mente el vago recuerdo
entre pensamientos idiotizados.

Entre la noche, en lo oscuro
el incesante ruido del río
aguas incesantes en apuros
gotas inquietas subiendo al cielo.

Formando esa niebla de color blanco
con su paso bajo la farola osado
sobre la ropa se va posando
dejándome todo blanquecino.

Todo, menos ese oscuro hueco
ya ni siquiera ensangrentado
esa sangre se ha secado
pero el dolor ahí se ha instalado.

Me lo arrancaste sin pedir permiso
cual robo, auténtico salvajismo
no te bebiste la sangre como los vampiros
lo arrancaste con tus manos.

No se escuchan ya sus latidos
con el tiempo ya aprecio el silencio 
mis recuerdos quisieran sentirse acunados
mi presente sueña con ese sonido ausente acompasado.

Toni Oliver

Empecé a buscar esas letras

Empecé a buscar esas letras

Empecé a buscar esas letras
desde tiempos ancestrales perdidas
ofrecían cierta resistencia
de su escondite no salían.

Se perdieron en las mesas
donde se servía el buen manjar
los comensales yantaban y yantaban
del buen vino no se podían olvidar.

Este último regaba
desde las gargantas a las buenas viandas
ahí se olvidaron las letras
con tanto alcohol la memoria fallaba.

A los comensales les perseguía la gota
no era la de la buena bota
la de las articulaciones, esa si era
con las mejillas sonrojadas.

¿Quién dijo hambre? Si en la mesa no falta
de la del pobre no se acuerdan
a los que arrancaron sus viandas
hasta el vino que sus bocas regaban.

En las fauces de los pobres esas letras
evaporadas de tanto rezar
inaudibles hasta por el alma
aunque el eco resonaba en la alacena.

Como tambores de guerra resonaban
anunciando el hambre y la miseria
de los retoños la sangre envenenada
por las semillas del odio y la venganza.

Y yo, como un tonto buscando esas letras
se fueron sin retorno, no se les espera
sólo en algún sueño que te desvela
maldiciendo hasta las sábanas que se enganchan.

Toni Oliver