lunes, 21 de junio de 2021

Entre negros velos

Entre negros velos

Entre negros velos
te cubre la brisa y el viento
tu pelo, reflejo del sol dorado
el resto, sólo imaginado.

Tras los cristales
de la ventana indecente
un mundo de terciopelo ardiente
en un rincón la vela con su llama latente.

Entre ires y devenires
de cielo e infierno ausentes
buscando una pasión diferente 
donde brille este presente.

A mi paso, sombras chinescas
los visillos las adornas
dándoles vida asombrosa
entre deseo y mi mente ardorosa. 

Un viejo vinilo dando vueltas
una aguja ya destartalada
entre surco y surco araba
lo de sonar, más parecía una arada.

Música de entre los recuerdos
la gramola del tiempo
la manivela girando
para mantener vivos aquellos tiempos.

Cerca de la cama, un bastón
en su final un gastado taco
manteniendo el paso firme
aunque sea renqueando. 

El reloj, ya sin números
las agujas a pasos cansados
cuerda puede el péndulo
sus engranajes ya gastados.

Toni Oliver

Como quien nada quiere

Como quien nada quiere

Como quien nada quiere
todo a la ves sin importar nada
sin acordarse que 
quien mucho abarca poco aprieta
en la cabeza un mundo de ideas
las manos llenas de cosas viejas
inservibles, inútiles, ni para la chimenea
otras volátiles como el agua 
bajo el sol que más calienta
al cielo miras, las nubes vuelan
se llevan tus no hechos, tus ideas
saludándote con una carcajada 
ya te advirtieron que pensar y no hacer nada
desaparece con el viento como la paja
sabiendo que en el pajar es donde se guarda.

Manuales infinitos
en terrenos abruptos
inentendibles sus vocablos 
como si fueran terruños.

Por momentos en tu cuerpo
en tus incomprensibles adentros
sientes el calor del infierno
arrancándote los sentimientos
breves momentos, intensos
incomprensibles para los cuerdos
sí, esa gente cuerda que a todo pone peros
las cuerdas son otros elementos
donde se atan los universos
inversamente abren el portón
de un mundo desconocido 
como la puerta de un agujero negro
sólo la entrada, el resto... Un misterio.

Toni Oliver

Tras desaparecer la nube roja

Tras desaparecer la nube roja

Tras desaparecer la nube roja
donde las musas se alojaban
apareció el sol radiante
mientras ellas me abandonaban.

En su adiós, con el viento a su favor
se fueron alejando, poco a poco
justo con un poco de tiempo
para decirme, descansa un rato.

Ya estaba la luna
en la oscuridad de la noche
coreándole las estrellas
su mítica belleza.

Salí de mi cueva
a ver si la encontraba
escondida ya estaba
tras las montañas.

Amaneció una fresca brisa
mientras el sol se levantaba
desperezándose al alma
en el mar brillaba.

Azul el mar son sus reflejos
un largo pasillo como camino
hasta el horizonte, donde el sol 
éste bailaba con el vaho de la calor.

A lo lejos se veían los delfines
al son de la música, con su baile
acompañando al sol en este desmadre
la nube roja le ha dejado para el arrastre.

Toni Oliver