jueves, 24 de marzo de 2022

Las fauces del odio

Las fauces del odio

Las fauces del odio
hambrientas de sangre
van sembrando sus semillas
entre la incultura y la ignorancia.

Cada día más cizaña siembran
necesitan carnaza
para alimentar sus ansias
su poder a mansalva.

Chillan los grandes voceros
en las débiles cabezas calan
esos chillidos como cuchillos
clavados en los ojos de la gente sana.

Eliminan el trigo del sembrado
para que no quede grano bueno
sólo esa cizaña prospera
a base de mentiras como estiércol.

La gente ya calla
sus mentes saturadas
ya no cabe el pensar
sólo el seguir al cabecilla.

Ese de las buenas palabras
que con los hechos se contradicen
pero las mentiras mil veces dichas
en las mentes como verdades calan.

Y las fauces, sí, esas fauces
donde ya no queda bondad
sólo el sadismo de las malas almas
los inquisidores de la Media Edad.

Repetimos las historias
que olvidamos con facilidad
es más fácil obedecer que pensar
destrucción de la humanidad.

Toni Oliver

Iba cayendo

Iba cayendo

Iba cayendo la gota de agua
de la punta de una estrella 
al tiempo que se estiraba
traslúcida quedaba.

Yo encogía o la gota crecía
en un instante, ella inmensa
dentro estaba ella
piel blanca vestida de sedas.

Encerrada, sus alas abiertas
formadas por fina cera
frágiles, como el cristal
brillantes como el universo que contenía.

Destellaban en ella
el parpadeo de las estrellas
concierto infinito de belleza
y yo con un gran dilema.

Rompo la gota que la encierra
para que pueda volar a sus anchas
o se me romperá ella
al salir de esa campana.

Quería abrazarla
mirarle a los ojos, besarla
me invadía el miedo a quedarme sin nada
y que su imagen se evaporara.

Se rompió sola
saliendo de ella mil galaxias
más una estrella despacito se elevaba
me miraba, los ojos me guiñaba.

Mientras un beso le mandaba
ella al mío replicaba
invisible, mis labios besaba
como el fuego ardían.

Por las noches su parpadeo miro, me mira
cuando me ve hasta baila
me invade la alegría
al tiempo que la melancolía.

Toni Oliver