domingo, 29 de mayo de 2022

Me creía indestructible

Me creía indestructible

Me creía indestructible
de puro acero
decían que mi corazón
era de piedra o hielo.

De uno otros falsa ilusión
se me rompió el corazón
en mil pedazos se convirtió
líquido como el grano 
que se escapa entre los dedos.

Se relajó mi mente de tanta tensión
el puro acero se aire se volvió
mucho más maleable
a la vez que más salvaje e indomable.

Toda mi fuerza, se convirtió en destreza
mi corazón más blandengue en cada emoción
sensible hasta con el aire que respiro
del mundo tengo otra visión.

Aprendí a dejar las prisas
apreciar cada paso y lo que lo envuelve
como si fuera el último de esta vida
cosa que antes pasaba de largo, corriendo.

Lo malo de tanta carrera
es eso de correr sin sentido
porque te lo manda la inercia
o la misma manada hacia el abismo.

Me creía indestructible
me convertí en un flan
con su baile de San Vito
al ver la cuchara pasar.

Como el flan, su dulzor
algo raro pasó
llegaba a la gente, me recordaba
más bien mis palabras o mi prosar.

Me extrañaba
en el fondo no era mi intención
lo mío era sacar lo de adentro
como ejercicio de superación.

Toni Oliver

Ahí estaba ella

Ahí estaba ella

Ahí estaba ella
con su cara de loca
loco me tenía esa mirada
mi coco ya no funcionaba.

Esa sonrisa alocada
esos ojos que me hipnotizaban
esa manos, que sólo de verlas...
Mi corazón locamente palpitaba.

Pensaba en su locura
pero no, esa era la mía
hasta en el manicomio me rechazaban
el director me decía que el puesto no se lo quitaba.

Y yo, con mis demenciales pensamientos paseaba
divagando por las calles de la vida
cual indigente durmiendo en la acera
imaginando un día se de sus manos presa.

De mi mente no desaparecía
más al contrario, en mis sueños ahí estaba
con esa salvaje mirada
su cuerpo, como si fuera la Reina de Saba.

O quizás el de Cleopatra
mi mente no distingue entre bellezas
sólo sale ella, sólo ella
no hay más visión ni sueño que valga.

A los ojos cerrar
siento como una invisible cuerda
tira de sus manos hacia su mirada
mis pupilas congeladas.

Sigue esa invisible cuerda
paseándome en doquier quiera
un movimiento de sus pestañas
suficiente para seguirla.

Toni Oliver