domingo, 7 de junio de 2020

Puerta a ninguna parte

Puerta a ninguna parte

Puerta a ninguna parte
encima de esa montaña
que no aparece en los mapas
abierta de par en par 
sin candado ni llaves.

Al otro lado la nada
ni el cielo ni el mar 
ni siquiera las montañas
o un vacío que mirar
sólo piedras como camino para andar.

Cada piedra un paso
cada paso un andar
un mundo por explorar 
desterrada la lógica
y lo aprendido sin más.

Ningún letrero
se intuye nada más
“siente, no pienses
disfruta del lugar”.
No mires atrás.

Los primeros pasos
cada piedra una nota
te invita a bailar
saltando nada más
la letra la puedes imaginar.

Tu respiración
un fuerte huracán 
lluvias, tormentas
frío, nieve inmaculada
a lo lejos el sol puede brillar.

Siguen las andanzas
cada piedra una estrella
caliente como la llama
te invita a saltar
como una rana quiere jugar.

Cambian de color las piedras
verdes como la hierba
de los árboles las hojas
el misterio, su magia
las hadas de rama en rama.

Iluminadas como luciérnagas
de noche la fantasía
los duendes como orquesta
sus instrumentos, su música
un sueño en vida.

Bajó del cielo la luna
ella, eterna curiosa
musa de poetas
testigo de tantas historias
de palabras muda.

Un vals de rosas
bajo la luz de las luciérnagas
blancas y rojas
con sus espinas
sin que nadie se pinchara.

Su tono las piedras cambian 
por la mañana al alba
mientras el sol se levanta 
de su roja cama
en las entrañas del mar.

Silencio en el bosque y la montaña
sólo roto por el paso del agua
cayendo por la gran cascada
como música celestial
bañando la tierra secada...

Toni Oliver

Delicados dedos

Delicados dedos

Delicados dedos
paseándose por todo el cuerpo
aflorando todos los sentimientos
escondidos en el tiempo.

Poco a poco, a su paso
vas notando el cuerpo atado
liberando sentires ignotos
con la sonrisa en los labios.

Ojos vendados
brilla el rostro
como nunca ha brillado
en el suelo esperando.

Siguen las yemas de los dedos
con su juego endiablado 
Lucifer, el mismísimo
con su fuego incendiando.

Músiquita de fondo
los chillidos ahogando
salidos desde lo más hondo
de lo más sagrado.

Los dedos, no, ya no lo son
son unos brazos
apretando el cuerpo
como un oso asalvajado.

Buscan los labios a otros
ambos se van encontrando
mudas palabras se van oyendo
mudo diálogo...

Toni Oliver