viernes, 15 de noviembre de 2019

Corría el unicornio

Corría el unicornio

Corría el unicornio
oscuro tirando a negro
blanco su cuerpo
al monte Venus acercando
por caminitos escondidos
entre grandes montículos
por el tiempo erosionados.

Pastaba por los verdes prados
bebiendo de la fuente sus jugos
a veces jugosos, otros salados
algunos con sabores no recordados.

Fuente sagrada, prohibido el paso
sólo para unicornios autorizados
pagando el peaje marcado
en los estatutos de uso privado.

Despistado Don Unicornio
al monte Venus entrar intentando
un muro de cáñamo
contra él sus cabezazos.

La gran fuente va olisqueando
su paciencia se va descontrolando
caballo salvaje ya desbocado
Se aleja, coge carrera, da el salto
sala de espejos, se ve retratado
se mira espantado
en su cabeza un unicornio
nunca se lo había notado.
¡Qué espanto!
¿Como se puede vivir con eso pegado?

Triste cabizbajo
se olvidó de lo que estaba buscando
se vio dando vueltas por el prado
comiendo más y más pasto...

Toni Oliver

Danzan las llamas

Danzan las llamas

Danzan las llamas
coreografía mágica
de los leños su orquesta
cada llama una bailarina
una danza que nunca termina.

El azar, figuras aleatorias
movimientos imposibles
gravedad inexistente
cruje la madera
en esa danza ardiente.

Siguen los ojos
a diestro y siniestro
esos pasos malévolos
hipnóticos, por cierto
se relaja la mente, el cuerpo
navegando con rumbo incierto
en un mar ardiendo
ambiente cálido
afuera el helado viento.

En el hogar, música, chisporroteo
chorros indefinidos de fuego
danzarinas bailando
más allá de los infiernos
mientras miras vas viajando
intrépido marinero
de ola en ola al ritmo del viento.

De las manos caricias
salvajes los dedos
delicados, con tiento
suave piel, esos ojos
reflejando el fuego
esas llamas de adentro
ardientes, fundiendo
dos cuerpos, unos besos
al lado los leños
ardientes como las llamas del averno.

Toni Oliver