viernes, 19 de marzo de 2021

Idilio eterno

Idilio eterno

Idilio eterno
La luna saliendo por el levante
el sol acostándose por poniente
ambos, con su mirada cómplice
ella radiante, brillo de diamante
él, sonrojado entre su timidez
jugando al escondite 
con sus mantas rojas de nubes
sonrisa enamorante en cada instante
la luna, cada vez más creciente
subiéndose por los aires
intentando alcanzar a su amante
pero él, bajo las sábanas escondiéndose
continuaba desnudándose
esperando la llegada de ese amor imposible
desde la eternidad que se vieron por primera vez
con su idilio eterno para siempre
permitiendo los juegos estelares
que algunas veces en la distancia se besen
con la mirada se acaricien
otras acercarse, pero jamás se junten
que en sus ojos la alegría brille
hasta las lágrimas por sus mejillas bajen
por ese amor eterno, pero imposible.

Toni Oliver

Mirada perdida

Mirada perdida

Mirada perdida
manos vacías
agua en ausencia
entre la miseria.

Cara llena de polvo
entre cascotes cayendo
vestimenta de harapos
nada entiendo.

Busca unos brazos
que abracen al desamparado
que acaricien, unas manos
sin palabras, en silencio.

Por ruido tenemos
las bombas cayendo
su silbido, su estruendo
las paredes volando.

Otean los ojos
buscando al encuentro 
un ápice de ánimo
entre destrucción y tiempo.

Quien entiende tanta maldad
medio mundo tirando la comida
desde sus sillones haciendo la guerra
lejos de casa segando vidas.

Niños que no entienden nada
no comprenden tanta avaricia
cuando en tierra ajena
la destruyen para llenar sus arcas.

Si mente no asimila
porqué tantas mentiras
sólo ve desgracia 
cuando todo podría ser paz y vida.

Toni Oliver

Tácita, silenciosa

Tácita, silenciosa

Tácita, silenciosa
el silencio del alma
batalla de entrañas
como un cementerio por fuera
no suena ni la nota de una guitarra
no se ven las múltiples guerras
que se luchan en la vida diaria.

Le critican por no reír las gracias
las que sin sentido se cuentan
esperando que los demás 
se rían a carcajadas
de sus bromas mal intencionadas
buscando la persona débil para humillarla
como si no tuviera bastante con sus batallas.

Tácita, silenciosa
a veces sin fuerza
para emprender otra batalla
al ver las injusticias
que ella sola no basta para pararlas
impotente ante las desgracias
por unos pocos provocadas.

Le gustaría chillar
a los vientos, al mar, a las montañas
pero sus palabras encerradas
en la mazmorra de la oscuridad
se diluyen con el silencio del alma
mientras el corazón se arranca 
para que esas salgan.

Sigue, ojos abiertos, mirando en la nada 
unos piensan que es una estatua
otros la sombra de un fantasma
de su dolor nadie habla
no les importa, no saben nada
esperando que las palomas dejen su marca blanca
o la nieve cubra sus espaldas.

Toni Oliver

Surgieron de la tierra

Surgieron de la tierra

Surgieron de la tierra
de donde salían las llamas
unas sombras enlutadas
formas cadavéricas
entre el humo y la niebla.

Por donde pisaban
dejaban el rastro de la Parca
mas no eran ellas lo que lo causaban
era el hambre, el odio, la avaricia
la adoración del ego, la falta de respeto a la vida.

Les echaron todas las culpas
de todas las desgracias provocadas
a sus adentros jamás miraban
la verdad no les interesaba
mejor dar la culpa a la sombra que pasaba.

Pasaron los años, a veces con algo de calma
pero no, era una falsa alarma
todos los males en sus entrañas
sus cuerpos ensanchaban
hasta el día que estallaban.

Bombas de relojería
incrustadas en la vida cotidiana
al que cada día el fuego alimentaban
como al cochino para hacer la matanza
sólo que esta ves, era sus propias hazañas.

Al viento y sus dioses alababan
hasta corderos sacrificaban
seguían sin mirar sus entrañas
donde sus males anidaban
se reproducían como alimañas.

Toni Oliver

Manos arrugadas

Manos arrugadas

Manos arrugadas
casi temblorosas
salidas las venas
cordilleras montañosas.

Piel acartonada
como la tierra reseca
por la falta de agua 
esperando la lluvia.

Esas manos miras
no conoces su historia
ni sus duras jornadas
de sol a sol bajo la lluvia.

El frío que las congelaba 
sin guantes que las calentara
para conseguir el pan
que la familia alimentaba.

No pienses en carne roja
eso en casa no entraba
con mucha suerte alguna gallina
cuando la fiebre en casa entraba.

Ahí, en el banco de la plaza
mirando las palomas
alimentándolas con semillas
ellas le esperan cada mañana.

Ves su sonrisa
allá en su cara
piensas que tuvo alegre vida
toda idea es errada.

Entre dolores y penurias
días de pena y rabia
siempre tenía el amor que le faltaba
ello forjó esa sonrisa de la cara.

Mira sus manos arrugadas
no buscan problemas
sólo esa paz deseada
entre palomas y alimentarlas.

Toni Oliver