lunes, 20 de marzo de 2023

Vi la mitad de tu cara

Vi la mitad de tu cara 

Vi la mitad de tu cara 
la mitad de tu negra melena
con el viento ondulaba
tu ojo brillaba
el sol que el el se reflejaba
ahí se veía, como en su casa.

De los sentimientos la mitad
no, enteritos estaban
rezumaban en esa sonrisa
que tanto engatusa a quien la mira
hipnótico queda con el alma embrujada 
cautiva hasta la eternidad.

Mientras, dicen que hay 
un cielo de color azul lleno de estrellas
que al oscurecer parpadean
mas yo no las veo, me perdí en tu mirada
cuando me vista levantaba
intentando verlas cuando el sol me deslumbraba.

Por ti, ciego ahora
si bien es mentira
fui yo que ante tus ojos me quedaba
aunque sólo uno viera
mis párpados ya no se cerraban
ahora ciego, con tu imagen grabada.

Toni Oliver

El carrito

El carrito

Se escuchaban las ruedas metálicas rodar sobre la calle empedrada, ese ruido tan característico, lento, pero sin pausa. No dejaban escuchar los pasos de quien lo empujaba. De todos conocido, por el humo de sus fogón donde asaba las castañas los días de frío. Se paró, poniendo el freno, unos tacos de madera, al carro. Avivó el fuego, sacó la negra sartén, le añadió un buen puñado de castañas, las que iba removiendo constantemente para que no se quemaran. Su perfume, embriagador, entraba por la nariz mientras las  pupilas gustativas empezaban a babear deseando ese precioso manjar, típico del frío del invierno.

A su vera, a unos metros, unos niños, con sus canicas de barro, algunas viajadas de tierras extrañas, de cristal con dibujos en sus entrañas, de diversos colores. Antes de empezar la partida se las enseñaban los unos a los otros, uno traía una bola de acero, de esas de los rodamientos de los camiones, más grande que las otras. Tenía nombre, “la maligna”, cuando daba encima de alguna canica la rompía en mil pedazos... Creo que más bien el maligno era el que la portaba...

No pudieron resistir esos niños la tentación de las castañas. Empezaron a buscar por los bolsillos algunas monedas, pero quitando algún pañuelo, de esos ya usados con mil colores en su superficie, nada les quedaba. Sólo las canicas que portaban para jugar.

Empezaron a dar vueltas por el carrito, por lo menos se calentaban con el calor de la leña que estaba ardiendo, pero sus ojos no se apartaban de esas castañas, estaban ya tomando un color oscuro, su perfume, de tan bueno, insoportable para esos estómagos vacíos, tras la postguerra, poco había para llenarlos, tampoco dinero para caprichos. Tras un buen rato dando vueltas, viendo como la gente se llevaba su cucurucho de papel de periódico lleno de castañas, sus estómagos rugientes, cuales fieras hambrientas, la boca babeando, el castañero les hizo un trato. Una canica, cinco castañas. Todos aceptaron. Dobló el castañero el papel de periódico en forma de cucurucho, cinco castañas en su interior, una canica para su bolsillo, mientras pensaba, esta para mi niño, que nada le sobraba de lo que ganaba con las castañas.

Una vez acabadas las castañas, organizó su carro, sin prisas, colocando las cenizas de modo que no se esparcieran, tapando la sartén con la gran tapa que llevaba... Se escuchaba de nuevo el acero de las ruedas, mientras se alejaba, el sonido se desvanecía en la distancia, mientras, las luces de gas se encendían, pues ya anochecía, los huesos se helaban y las manos, temblorosas, pues guantes pocos había, la miseria reinaba. También entre penas, la felicidad se adaptaba.

Toni Oliver

¿A qué llamas riqueza?



¿A qué llamas riqueza?

¿A qué llamas riqueza?
Al dinero, las cosas materiales
un gran coche, una gran casa
muchos amigos que cuando los llamas
si pueden chupar aparecen
pero a la hora de echarte una mano
de esas que sí hacen falta a veces
no aparece ni el más pintado.

O llamas riqueza
a lo justo para seguir viviendo
coleccionando vivencias
superándote cada día como persona
da igual si amigos hay pocos
los justos, pero que lo sean
de esos que sin pedir te lo dan todo
y si pides se desviven hasta que te arreglas.

Eso que tanto alabas
una pareja o amigo que te entiende
te hace ver el mundo de otra manera
de la más simple, aunque sea compleja
no te critica por lo que haces
ni tampoco por lo que piensas
no te juzga, te escucha
si no comprende te respeta.

O a esas simples cosas
sin prisa, sin tiempo
contemplando la belleza
del mundo del universo
de esas pequeñas cosas 
esas de las que pasamos de largo
por las prisas autoimpuestas
para no llegar a ningún lado
sólo al precipicio o al muro 
en que nos estrellamos.

Quizás escuchar sin juzgar
pero analizando lo escuchado
luego te miras al espejo
viéndote cual tan errado
toda la vida has estado
lecciones se aprenden todos los días
sólo hay que observar a ir despacio.

Si piensas eso y lo vives
te olvidas de lo primero
no eres rico, eres millonario
con un gran valor, sin precio
un corazón inmenso
y con luz irradiando.

El dinero ayuda, es necesario
para vivir donde estamos
pero al tiempo es el veneno
del que nos van alimentando.

Toni Oliver

El mundo es inmenso

El mundo es inmenso

El mundo es inmenso 
si a él te abres
eliminas las fronteras
las barreras de tu pensamiento...

Ahora no quedan muros
ni paredes, ni rejas
ni tan siquiera techo
sólo en el cielo estrellas.

Preconcebimos ideas
pensamientos erróneos
que nos cercenan los pasos
hasta que andamos con pies de plomo.

Parados nos estancamos
no sabemos vivir como el árbol
pero a andar no nos atrevemos
hasta que nos hundimos en nosotros.

Las fronteras sólo son mentales
no son fronteras físicas
esas se derriban
las otras hay que eliminarlas.

Sin ellas el mundo se abre
volviéndose infinito
cada experiencia un lujo
cada lujo un recuerdo bonito.

No olvides la goma de borrar
si preconcibes borra
si imaginas, borra y vive
sobre todo siente lo que haces.

Y ya vamos a los sentidos
esos que llevan a la sin razón
pero llegan al corazón
teniendo el alma en vilo.

y, aun con la incerteza
el alma por ti vela
para que sientas y más sientas
cada segundo vida nueva.

Toni Oliver