domingo, 24 de noviembre de 2013

Pasan los segundos





Pasan los segundos

Pasan los segundos
pasan los minutos
pasan las horas
pasan los días.

Pasan los meses
pasan los años
pasan los lustros
todo a nuestro paso.

A cada paso
una vida damos
esa vida que vivimos
esa vida que sentimos.

Aconteceres y sentires
placeres y sufrires
amistades encontradas
hasta amores sentidos.

Los pasados no interesan
solo el paso que estamos dando
es tan corto el tiempo de ese paso
que no da para preocuparse del pasado.

Tampoco del futuro tiempo da
ese a su tiempo ya vendrá
que si de él ahora me preocupo
del paso de ahora no disfruto.

Vive, siente y disfruta
de ese paso en ahora
pues otro como eso no tendrás
y si no lo disfrutas
perdido lo has.


Toni Oliver

En un país lejano

En un país lejano

En un país lejano, quizás no tanto, o a lo mejor hasta vivimos en el. Había un malvado gobernante, ya caduco y con muchos años, que al pueblo gobernó por la imposición de la fuerza y dureza, aniquilando al que a su plan se opusiera.

Un buen día, viendo que mucho no le quedaba de vida decidió buscar un suplente, al que encontró en el hijo de quien debería gobernar siguiendo los antiguos cánones, saltando dinastías y otros menesteres fue adiestrando a ese muchacho a gobernar con férrea mano al servil pueblo para que servil fuera siendo.

Con el tiempo el malvado gobernante al otro mundo se desplazó con ayuda de sus socios mangantes con sotana y traje y el joven muchacho el poder asumió.

Más el pueblo estaba revuelto, el malvado gobernante casi cincuenta años dando palos a los ya aborregados ciudadanos, pero en lobos podían convertirse a lo que el joven gobernante buscaba una salida para que sangre no hubiera, pero el poder no perdiera.

Entre sus ministros un plan prepararon, democracia le llamaron, eso era una especie de gobierno de otros lados, sonaba bien, pero había que hacerlo con tiento, pues el poder podían perder.

Una constitución escribieron, con bombo y platillo la publicaron, más a todo el mundo engañaron, pes en ella misma las trampas ya se colocaron, contradicciones en ella misma, más si no bastaba, manipularon el valor de los votos, más el inculto pueblo, el de aquellos momentos todo se lo tragó.

La farsa había empezado, cambió todo a ser democrático, bueno, en apariencia, más los mismos seguían gobernando, el poder no habían dejado, sólo maquillado.

El tiempo fue pasando y hasta un país democrático parecía, cambios de gobierno y todo el mundo eso creía, hasta el más rojo rojo parecía. Hasta que un buen día, unas personas oscuras por dentro y por fuera, con traje y corbata, los adoradores del capital, al rojo gobierno convencieron de que todo lo del pueblo a sus manos tenía que ir a parar.

Poco apoco ese rojo gobierno a oscuro pasó, casi medio estado al capital vendió, del pueblo se olvidó.

Otro más servil y afin al adinerado llegó, lo que quedaba o casi, también al capital regaló, también del pueblo se olvidó, bueno, más bien no, ya con el no contaba, sólo lo necesitaba para el poder controlar.

Otro mandatario después de este llegó, no por los votos que aparentaba, más bien por las mentiras de su antecesor que al pueblo cabrearon y a ese el poder dio.

Buenas intenciones, poco cerebro, pero entero sí se mostró hasta que los señores de traje y corbata, oscuros por dentro y por fuera también y otros uniformados lo acojonaron y el gobierno dejó en manos de otro servil del gran poder, don din, el que dice todo para mi y lo demás también.

Al poder llegó un mangante aficionado, servil como perro adiestrado, que si algo del pueblo quedaba, todo lo hipotecó para al gran poder regalar todo lo que al pueblo iba a mangar, más para que el pueblo no se rebelara, material antidisturbios compró, luego las leyes cambió.

Al gran malvado gobernante como un aficionado dejó, al pueblo de hambre fue matando, y de enfermedades aniquilando y al que protestar deseara a palos lo picaba, para ello a los perros de caza mandaba y si defenderse quería, con la multa nada le quedaba y a la cárcel lo mandaban, donde más palos le daban hasta que de ellos le sangraban y al otro barrio mandaban.


Toni Oliver.