martes, 14 de febrero de 2023

Me robaron la luna

Me robaron la luna

Me robaron la luna, le taparon el rostro con un saco, la metieron en un camión blindado para que el brillo no fuera derramando por las rendijas de sus puertas gastadas por el uso malvado. Se la llevaron lejos, nadie la ha localizado, las estrellas su brillo han apagado, así si algo se pierde de la luna, su brillo, pronto podrá ser localizado.

Ahora, la noche, cada vez más oscura, aliada con el sol para que al alba siga acostado, sin levantar las pestañas, hasta que la luna se haya hallado.

Entre la silente oscuridad, se escuchan gritos lejanos, con un tono ahogado, difuminado por su viaje  por el aire. Cada vez más frío, el reino de las tinieblas la Tierra está gobernando, las eléctricas han dinamitado. 

Ejércitos de oscuros soldados, con  su taconeo a su paso, sembrando el miedo en esas roturas del silencio nocturno, cuando de lejos se escuchas esos pasos acompasados, se eriza el vello por el pánico.

Respiración silente, no sea que la escuchen y en la puerta se paren esos mandados arrasando con todo lo que hallen a su paso sin miramientos ni respeto para las cosas ni los humanos. 

Los pasos pasan de largo, se mantiene, todavía, un poco la respiración hasta reventar respirando a pleno pulmón.

Toda la población pensando y diciendo, la luna tenemos que encontrar, pero nadie da un paso, no se atreven, tienen miedo, pánico. Necesitan alguien que les levante el ánimo, de paso que rompa las filas de esos soldados guardianes del reino de las tinieblas. Nadie es capaz de afrontarlo.

Mientras, la luna llorando con desespero, encerrada en ese camión blindado, en su cabeza un saco, pensando en la autodestrucción, también en que su presencia es necesaria, alimento de poetas, gobernadora de las mareas, animadora de enamorados, muchas cosas más que enumero, pero por su cabeza van pasando.

El sol, ya cabreado, rompe la alianza con las estrellas, no soporta estar sin la luna, aunque su condena sea estar separados, pero de vez en cuando, sí se ven aunque sea en la lejanía, mientras una se levanta y el se acuesta, o al alba mientras la luna tras las montañas desaparece, breves momentos de dos enamorados a sabiendas que juntos jamás podrán estar, pero sí, verse de vez en cuando.

Sale con toda su fuerza, achicharrando todo lo que pilla a su paso, da igual si es acero o piedra, tiene que acabar con el reino de las tinieblas hasta que la luna aparezca.

Ya, no sé con cuantos grados, de mantequilla se vuelve el camión celda, blindado, dejando que se escape la luna hacia el cielo... Sonríe el sol, un ojo le guiña la luna, ambos, un beso al aire se están enviando...

Toni Oliver

Han llamado a la policía

Han llamado a la policía

Han llamado a la policía
un viejo barbudo, pero rizado
canosos la barba y el pelo
con pañales vestido
medio bar ha consumido
y nada ha pagado.

Cabreado el camarero
al no poder cobrar nada de lo bebido
ya veía en él algo raro
aparte de pañales no salió volando
con esas alas de feria que se había enganchado
curiosamente, lleva un arco
un carcaj con telarañas vacío.

De todo en la barra estaba murmurando
ni una palabra se le ha entendido
dibujaba en un papel corazóncitos
con los dedos de la mano
que con la saliva iba mojando
tinta invisible lo ha llamado
el camarero la paciencia ha terminado.

La policía ha llegado
documentación no le han encontrado
dice llamarse Cupido
ahora sí en las fichas lo han encontrado
como cada año, el 14 de febrero
en la comisaría va acabando
con su manía de ir flechando
a todo bicho que vaya pasando.

No ve mucho
la puntería le va fallando
pasaba María la flechó con un palomo
el lío que formó hace miles de años
desde entonces ese día de febrero
con el vino de la taberna va acabando
si no queda, con que tenga alcohol
poco le importa el nombre que le vayan dando.

En el calabozo ha quedado
el juez se lo queda mirando...
¡Tú otra vez Cupido!
Con la cabeza va asentando...

Toni Oliver

Quise brindar contigo

Quise brindar contigo

Quise brindar contigo
estabas tan lejos
que ni tan siquiera te había conocido.

De ti quise formar la imagen
en mi cerebro ya vacío
no aparecías ni en el recuerdo.

Respiré hondo ante el espejo
con esfuerzo abrí los ojos
miré mis ya no vacías manos.

Una copa en cada mano
una para mi yo
la otra para el otro yo.

Sí, ambos somos uno
ambos somos dos
y quien sabe si aparece otro.

En cada copa aire mágico
no, no llevan alcohol
pero sí la magia de nos.

Brindé por cada uno
todos brindamos
todos somos uno.

Brindamos por nuestro amor
después de mucho tiempo separados
por disputas inconsistentes, enfados.

Mas, pasaron los años
nuestras arrugas se han clonado
mirando el absurdo de antaño.

Ahora, caminamos juntos
vigilándonos de reojo
no con descaro, con cariño.

Las piernas van flaqueando
de ahí que vayamos vigilando
que ya no somos niños
dentro los llevamos aflorando.

Toni Oliver

Esos mofletes

Esos mofletes

Esos mofletes
sello instantáneo
mirada pícara
a veces se ponen colorados.

Dos rayas, dos trazos
en el centro
círculos mofletanos
muentras uno va imaginando.

Ponerse un pañuelo pirata
secuestrar un barco
con sus velas cangrejas
viajar por los mares olvidados.

Entre ola y ola
te acuerdas del loro
ya subido a tu hombro
chillando con desparpajo.

Quizás en un payaso
poniendo mil caras, pintado
por dentro mil diablos
por fuera varcajadas a mansalva.

Vuelves a tu barco
ese que has secuestrado
Tierra a lo lejos
paraíso inexplorado.

Las velas arriando
la tripulación a ritmo desbocado
llenos de ilusión
como el niño que lo está pensando.

Toni Oliver