martes, 17 de agosto de 2021

La vi, era ella

La vi, era ella

La vi, era ella
de mis sueños, la diosa
curvas perfectas, silenciosa 
sus pasos, una alarma
donde mi corazón salta
de mi cuerpo la valla
buscando entre columnas la cueva
entre espasmos, perfume, belleza
fuegos de artificio tras la ceguera
volcán con su encendida lava.

Toni Oliver

De repente sonrió

De repente sonrío

De repente sonrió
iluminando la noche como tal faro
en la oscuridad del océano
al son del tocar de los dedos el piano
sensual, como el fuego del diablo.

Atrapada en esa maraña
como lo hace la araña en su telaraña
sintiendo los hilos como se cierran
en torno a esa piel sensibilizada
quedando las marcas
como la de la pluma , su tinta
sobre el papel en forma de palabras.

Convertida en sirena
traje de baño de escamas
la cola juguetona 
mientras saltas encima de las olas
a los delfines haciendo competencia
cual mejor danza al son de la música
de esos dedos que hacen nacer la magia.

Dos prominentes puntos encima de esas montañas
apuntando al cielo con el frescor del alba 
rozados por las nubes, estremeciendo hasta el alma
erizando la vegetación de esa falda
entrando por las laderas, las cuevas
de estas, fuentes de agua 
que se convierten en cataratas
acabando en un lago de aguas bravas
donde la pasión renace cada mañana.

De repente sonrió
la sonrisa en todo su rostro
brillo, desconcierto
alegría por momentos
el corazón dejándose llevar por el viento
como las velas del velero
rumbo a un mundo incierto
no por ello menos bello
más bien al contrario
el calor y la pasión del infierno...

Toni Oliver