miércoles, 1 de julio de 2020

Me enfundé

Me enfundé

Me enfundé en mi traje de malla
calé el casco de hojalata
para que no se vieran las lágrimas
que de mis ojos caían
como grandes cataratas.

Bajo las mallas
el sentir de esos dedos que acariciaban
esa piel que tanto te gustaba
dejaste tus surcos como marcas
ríos al caer del agua.

En mi mente a fuego grabadas
tus palabras, tus sonrisas, tus miradas
cabalgando como corcel al alba
cruzando los prados, la hierba
poco a poco el sol calentaba.

Zarpó el barco, agua azulada
reflejos del sol brillaban
de ti me alejaba
hacia una absurda lucha
en la que nadie ganaba.

Tras la batalla 
me hallé en una jaula
como los pájaros que antes admiraba
sus bellos colores, cánticos, melodía
ahora dudo, ¿cantaban o lloraban?

De mi cuello pesaban las cadenas
los grilletes pies y manos sujetaban
mi mente, libre como el viento, volaba
no había acero que la sujetara
ni muros que su paso cercenaran.

Llegó la niebla
todo lo invadía
el viento soplaba
desaparecieron las cadenas
los muros y la niebla.

Un lago a la vista
azules las aguas
libres los pájaros cantaban
los peces danzaban
la brisa movía mi barca.

Del bosque las hojas
como mariposas caían
posándose en el agua, flotaban
movidas como la danza
bailarinas sobre el agua.

De los lotos salieron rosas
de todos los colores afloraban
sus ramas se movían
como batutas que dirigían
la orquesta de la vida y la nada.

De un violín unas notas
de las estrellas bajaron las hadas
los duendes afloraban
cual setas encantadas
bellos colores, como casas.

Todo un sueño, la vida
el corazón alegre palpita 
siente, se emociona
cualquier cosa mínima
en el rostro una gran sonrisa.

En el aire flotaba
mi cuerpo se elevaba
como la niebla que se levantaba
en el cielo se evaporaba
como el agua, esas lágrimas.

Toni Oliver