jueves, 26 de abril de 2018

Lisa

Lisa

Empecé a jugar con la máquina del tiempo que acababa de fabricar, tenía que probarla. Me puse a ello programando un viaje al futuro de varios años... La tierra empezó a temblar bajo mis pies, al tiempo que entraba en una especie de túnel infinito, rotación en espiral...

Nada entendía, no había terminado de programar la máquina y estaba viajando sin saber donde ni a que fecha. Un mundo muy extraño para mi, pues todo lo que estaba sucediendo era completamente nuevo. El corazón latiendo cada vez con más fuerza, hasta el punto que parecía explotar.

De repente llegó la calma, un mundo desconocido, oscuro, tenebroso, tiempo de tormentas, rayos y truenos, pero nada de agua. El suelo bien seco, polvoriento, hacía años que ni una gota de agua caía sobre él.

La gente corriendo de un lado hacia el otro como si fueran hormigas sin rumbo. Se paraban en un bar o restaurante, comían a toda prisa y de retorno a su lugar de procedencia, todos cabizbajos, sin intercambiar palabras. Parecían cuerpos activos con mente zombi. No pensaban, comían y trabajaban.

Intenté caminar por alguna calle donde no paseara la gente sin ton ni son, que se pudiera andar pensando con lo que ves y ir a otro lado, casi imposible. Todo estaba lleno de esa gente yendoy viniendo sin parar.

Me di la vuelta para cambiar de rumbo, tropecé con alguien, me miró de arriba abajo, me dijo “tu ni eres de aquí, no eres como el resto. ¿ Que haces aquí?”

No sabía que contestarle, no podía contarle la verdad, ni decirle que había viajado en el tiempo, le dije: Me he perdido, pero no conozco lo que veo ni la forma de vivir de esa gente.

Venga, vente conmigo, no podemos estar mucho tiempo aquí afuera o nos volverán como esa gente que ves.

Entramos en un sótano, poco iluminado, caminando por pasillos y más pasillos, ya no tengo ni idea de donde estoy, cada vez los pasillos son más estrechos, pero se puede pasar bien, la iluminación cada vez más escasa hasta llegar a una puerta metálica, vieja y corroída. La abrió, entramos, dentro ya estaba un poco más iluminado, sin ventanas. Nos sentamos un rato para hablar, me contaba lo que estaba pasando.

El gobierno hacía tiempo que había prohibido todo tipo de formación, lectura y todo lo que pudiera ser cultura. Sólo se podía aprender a obedecer sin rechistar. La mayoría d ella gente ya no sabía leer, tampoco hablar, y si lo hacía era muy poco y con escasa cantidad de palabras. Era un mundo de animales esclavos donde sólo servían para comer, trabajar, comer, trabajar. La gente no pensaba, no criticaba, no decía nada. Sólo trabajaba.

La alimentación general, comida rápida, más bien basada en salchichas, dentro de sus tripas nadie sabe lo que se hallaba.

Me contó esa persona, que no me dijo su nombre, mejor es el anonimato, así se evitan el que se le pueda identificar, que no sabía como hacerlo para que la gente volviera a pensar y ser consciente de lo que está pasando, el trabajaba en la fábrica de salchichas, pero todo el mundo parecía un autómata, no podía hablar con nadie y menos de esto. Si contaba algo enseguida las autoridades se ponían en alerta, la solución que tenías las autoridades era muy simple, peón que se rebela o lo intenta se elimina, no se pueden arriesgar a que el resto se entere y mucho menos  a que puedan pensar.

También me contó que había un grupo de científicos, se reunían de vez en cuando para tratar el tema, pero a nadie se le ocurría ninguna idea.

“Lisa” le dije. ¿Qué es lisa? Preguntó. Libros salchicha, me has dicho que es la alimentación base, pues hay que buscar algo para que quien coma una salchicha, sin que se entere, poco a poco se libere en el una cantidad de conocimientos, sea ciencia, novelas, etc. Y que su mente poco a poco vaya pensando, adquiriendo conocimiento, además, si conseguimos que eso sea viable, tendremos todo el poder de la manipulación, pues podremos inculcar en sus cerebros lo que encontremos más necesario.

Así que en la próxima reunión de científicos expón la idea, seguro que encontrarán el sistema...

Le pedí que me sacara de ese laberinto y me volviera fuera para volver con mi máquina del tiempo. Me despedí y volví al presente.

Todo estaba destrozado, un fuerte terremoto había asolado toda la ciudad salvando, curiosamente la máquina que acababa de hacer, eso sí, con bastante polvo. Miro los datos de la máquina y veo que el viaje que había hecho había sido unas cuantas decenas de años hacia el futuro, tome nota por si decidía volver algún día y de paso comprobar si se había puesto en marcha lo que les dije...

Todo esto lo guardé para otra ocasión, ahora era hora de descansar un poco, pues había mucho trabajo que hacer para recuperar todos los destrozos del terremoto y volver a reconstruir la vivienda y el resto de la ciudad.

Continuará.

Toni Oliver