lunes, 24 de abril de 2023

Perdóneme señora

Perdóneme señora

Pedóneme señora
al cruzar sin verla
ciego iba con mi conciencia
sin que ella la percibiera.

Ahora que la veo, ¡Qué belleza!
Espero que no se ofenda
no lo tome a mal señora
que no he pasado por la notaría
para que testifique que no es ofensa
ni notarios, ni testigos, ni jueza
hasta el corazón me tiembla
por no controlar mi lengua.

Sí, ella, la deslenguada
se ha atrevido a decirle guapa
no me he acordado de preguntar
que palabras puedo decir sin que le ofendan.

¡Ay! Mi cabeza también ofendida
en estos años ya no entiende nada
ni decir bella a la belleza
ni el sentir espontáneo en palabras
ni las disculpas en prosa
sin que la policía venga.

Y yo, que no quise que nadie me esposara
llega ésta y me pone las esposas en las muñecas
no sé que artículo de esa ley nueva
me prohíbe decir lo que siento con mi lengua
cómo decirle a alguien lo que siente mi alma
cómo decírselo con palabras 
sin que haya acusación para que me detengan.

De la absurdidad llega la nada
muriendo ahogadas las palabras
en ese lodazal de lluvias ácidas
de las absurdas ideas
que no crean, salvo que sea miseria
no de capital, sino de ideas
el sin sentido de absurdas creencias
voceadas por las voces de la ignorancia
en vez de vocear la humanidad y ciencia.

Toni Oliver

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