Frankenstein
Nos imaginamos la obra
de un Doctor de tal nombre
cicatrices a mansalva
azul por falta de circulación.
Una simple fábula
de una sociedad sin corazón
unos pocos manejan el mundo
marcando cicatrices con toda una gran pasión.
Silentes desde sus castillos
en tierra y flotantes
manejando la telaraña que a todos nos abarca
dirigiéndonos como a marionetas a su antojo...
Nuestra mente ni tan siquiera imagina
la manipulación sempiterna de milenios
de ese ser humano encadenado
no con cadenas de acero, sino de la mente.
Nos quieren sin corazón
obedientes y fieros a la orden silente
nos quieren monstruos obedientes
con apariencia de corderos.
Se olvidaron que hay corazones rebeldes
rompiendo esa telaraña
con esfuerzo saliendo de su alcance
aunque les cueste la vida y el alma.
Empieza la rebelión
silente, pero sin pausa
se hunden los imperios
aflora el amor.
Ese amor desde el alma
no el simple y visceral de la pasión
ese amor de verdad
a todo lo que se crea...
¡Qué reine el amor
ese sin fronteras
sin colores que separen
sino ese amor que une para siempre!
Toni Oliver
Pintura de Franck Sastre
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