miércoles, 7 de mayo de 2025

Voy buscando

Voy buscando

Voy buscando un camino cierto entre lo incierto del laberinto de la vida... Se parece más a un ovillo en los pies de un gato. Cuanto más quieres desenredarlo más se enreda. Te marcas un rumbo y el viento de las circunstancias te lo cambia hacia otro lado. Como cabezón, te empeñas en ir por un camino, una y otra vez, hasta que tiras la toalla y dejar de intentar controlar todo.

No te paras, simplemente dejas que todo fluya a su manera, difícil decisión para quien está acostumbrado a controlar todo, pero si no lo haces siempre nadas contra corriente, terminando totalmente agotado, dejándote arrastrar... Cuan difícil es esto para un rebelde que quiere romper todas las barreras y reglas impuestas por unos pocos para gobernar a todos los demás.

Sólo queda buscar que se te declare loco, este título abre muchos caminos, quizás te encierren en el manicomio, ahí tendrás tiempo para que tu mente fluya, pero... Ahí está el dilema, el sistema te atiborra de medicamentos para que te adaptes al sistema. Hay que modificar lo de loco, hay que serlo sin que a uno le encierren en ese manicomio, donde los locos son los que están más cuerdos y los cuerdos los que están más locos... Como decía el portero del manicomio cada vez que cerraba la puerta, “cierro más afuera que dentro”.

Sigo buscando el camino, está vez opto para adentrarme en lugares deshabitados, haciendo vida de eremita, estoy un tiempo con paz y tranquilidad, de pronto apareces las fuerzas del orden público sacándome de ese lugar, diciéndome que ahí no se puede vivir, hay que hacerlo en una casa en la ciudad, en un lugar donde el resto de la gente viva, es decir, una cárcel comunitarias donde se predica la libertad encerrándote en los muros de tu propia mente fabricados a través del miedo cacareado a cada instante y las contantes mentiras diciéndote “es para tu bien”.

Pruebo de vivir en medio del bosque, tras un tiempo, aparece un ejército de excavadoras arrasando todo lo que pillan por delante para hacer una gran urbanización de lujo, otra vez acaba uno en la cárcel ciudad onde con treinta minutos lo tengas todo a tu alcance, la naturaleza es para los ricos, los pobres, ciudadanos normales no tienen derecho a poder disfrutarlo, aunque lo diga la Constitución soberana de la región.

Sigo buscando de nuevo intentando salir de la metrópoli jaula, pero ahora ya está todo vallado, no puedes salirte de ningún camino, miras al cielo, todo lleno de cámaras, sólo les faltan rayos láser para que te fulminen, espero que no me lean, porque sino, los ponen.
Sigue la vida dándome palos, uno tras otro, hasta que consigo un paga por la jubilación que he pagado toda mi vida, mes a mes, me dicen que la aumentan cada año, sí, es verdad, pero la inflación es una infinidad de veces superior a lo que declaran. Consecuencia, cada vez soy más pobre, cuando voy al supermercado me basta para menos, antes con el mismo coste llenaba ese carro, ahora se ríe de mi, por no llorar.

No sigo más, que me pongo yo a llorar.
Nota: Todavía soy de los privilegiados.

Toni Oliver



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