martes, 29 de agosto de 2023

El zorro

El zorro

Tristes tenía los ojos
ante su desgracia  
hasta que unas manos amigas
aunque desconocidas
le acariciaron dándole confianza.

Cayó en buenas manos
lo cuidaron como ha un hijo
de día y noche cuidándolo
hasta recobrar los ánimos
y esas fuerzas que le habían fallado.

Ahora, de alegría salta
agradecido por esa mano amiga
que cuidó hasta de su alma
en tiempos de penurias
pero con esperanzas.

Le brillan los ojos
hasta el pelaje, ya limpio
brillo imperfecto, pero vivo
olvidando la sangre que derramó
quién sabe donde la perdió.

Todos los días al amanecer o al alba
asoma esa naricita risueña
de entre los matojos, a distancia
con su rabo saluda
a la respuesta se da la vuelta.

Hacia horizontes más seguros
cerca su cuidador por si acaso
ahora, totalmente recuperado
su vida tiene que ir rehaciendo
lejos de los humanos, pero agradecido.

Toni Oliver


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