martes, 14 de marzo de 2023

Parpadeaban las luces

Parpadeaban las luces 

Parpadeaban las luces de los comercios, los escaparates alumbraban más que el sol diurno, las calles un auténtico ejército de hormigas deambulando para uno a otro lado, de escaparate en escaparate, rebotando como pelotas de pin pong, como una mano invisible, les daba con fuerza, mientras que al acercarse a los escaparates se movían a cámara lenta danzando con la cabeza sobre los objetos ahí expuestos.
Un gran mensaje implícito, que no explícito, diciendo “compra, compra, compra...” Uno a sabiendas de los bolsillos vacíos, la nevera vacía y que lo de cobrar no se sabe ni cuando, pensando en comprar, comprar, comprar como vendidos al diablo.

No  se conoce la pregunta que dice ¿Para qué lo quiero, me hace falta, etc.? La cabeza sólo entiende compra, compra, compra. No se llega a final de mes, se piden prestamos que uno no sabe como ni cuando los va a pagar, cada día más endeudado...

Comprabas algo para disfrutarlo, ahora lo tienes que vender para sobrevivir porque cuanto más trabajas más te cuesta parar lo pedido prestado. Curiosa mente, en eso momento te das cuenta de que eres un auténtico esclavo, tu trabajo ya no te gusta, te revienta cada segundo que sigues con él, no soluciona tus problemas, al final, con el tiempo, te quedas sin lo comprado, sin casa,sin trabajo y en la calle durmiendo bajo un árbol, suponiendo que no es´te ocupado, los puentes ya están llenos, si se acerca alguien lo echan de ahí a patadas, no quieren a nadie más, se bastan con ellos mismos, tampoco se fían de ti, piensan que eres un policía infiltrado, un ladrón o cualquier otra cosa que mejor tener lejos. Para colmo, viene la policía y te dice que no se puede dormir en la calle, pero tampoco se puede ir a un asilo porque están repletos y son menos seguros que las propias calles.

Te ponen separadores en los bancos con el objetivo de que ahí no se acueste nadie. Miras los periódicos y cuentan que es la mejor ciudad para vivir, que horror, eso es sólo para millonarios, vas a la tienda a comprar algo para comer con las limosnas que te han dado y no te bastan ni para el bocadillo, quizás, tal vez, para algo de pan.

Viva la esclavitud del siglo XXI, y eso que se abolió hace casi tres siglos oficialmente, sí, oficialmente, porque se sigue siendo esclavo de un sistema donde se te educa para seguir siendo lo que eres, mano de obra barata, aunque digan que sales muy caro.

Curiosamente seguimos siendo esas hormigas con anhelos de comprar todo lo que vemos, pero sin un céntimo en el bolsillo, esperando que algún día la situación vaya cambiando, mientras perdemos todo, incluso el gran tesoro de la SALUD.

Ahí lo dejo a modo de reflexión, cada uno con sus conclusiones.

Toni Oliver

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