Extraño columpio
Extraño columpio
Ella me dijo, ¡me empujas!
Como decirle que no
si asomaban esas dumas curvadas
como las del desierto
ardientes como el fuego
que al colocar las manos
para probar el tiento
ardían como el mismísimo fuego.
Al primer empujón
mientras tu te elevabas
a las alturas del cielo
viendo yo las estrellas
la cueva donde se esconde la luna
en las noches oscuras
levantándose el emblema
tan alto que sirve para colocar la bandera
sirviendo como faro en medio de la pradera.
En tu bajada buscando otro impulso
otra vez las manos sobre las dunas
otro achuchón a las alturas
en las manos ya ampollas
de la alta temperatura de la arena
el columpio va y viene
con esa sangre que altera
el devenir del futuro
en un presente que me arden hasta las cejas...
Las ovejas buscan el verde
esa hierba que crece en el campo
mientras balen, el tintineo de los cascabeles
rompiendo el silencio de la brisa
el columpio ya vacío
un carnero con el juega
de reojo mirando las ovejas
por si se rebelan...
Del perro ya ni hablo.
Toni Oliver
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