viernes, 14 de mayo de 2021

Todo comenzó cun una copa de vino

Todo comenzó con una copa de vino

Todo comenzó con una copa de vino, mientras aspiraba su perfume añejo, mezclado con otro un poco extraño, no habitual en los vinos conocidos. Abrí un poco los ojos para ver el color del líquido, al levantar la cabeza, ante mi, apareciste como por arte de magia, esa melena azabache, en contraste con esos ojos azules que emitían destellos hipnotizantes.

Embriagado por tu perfume con el del vino mezclado, hipnotizado por esa mirada, apenas escuchaba tus palabras, sólo música, armonía. Me sentí como los niños tras escuchar la flauta de Amelín, seguía tus pasos sin conciencia alguna, no reaccionaba mi mente, ausente sin mediar palabra ni pensamiento alguno.

Interminable el paseo, corto al mismo tiempo, los resquicios de mi ausente mente contradiciendo el presente, que en esos momentos parecía tan bello. Como Pepito Grillo, pero con voz lejana, repetitiva como un disco de vinilo rayado, el ruido de un disco ya viejo por sus  uso y la aguja gastada por los años.

Que manía tiene ese cerebro, que cuando encuentro algo que me llena, aunque sea por momentos... Aclaro, lo de llena no es de comida, que también, sino de satisfacción aunque no sea legalizada. Pues sí, tiene la manía de jodérmelos con sus vocesitas tendenciosas, ya parecidas a la censura medieval y la Santa Inquisición son sus brazos ejecutores. 

De pronto, un golpe. Maldita farola que se ha empotrado contra mis narices regando la ropa y la acera del rojo líquido. Mientras maldigo, miro a mi alrededor en busca de esa melena azabache o esos extraños ojos azules destellantes, pero no, solo encuentro los rotos cristales de la copa, el vino derramado y mi nariz dolorida, sangrante, mirones por todos lados y yo recuperándome del hechizo
con el dolor en todo el rostro...

Toni Oliver

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