jueves, 8 de octubre de 2020

Van cayendo

Van cayendo

Van cayendo
las semillas del girasol
sobre un viejo piano
en la nada abandonado.

Al son del viento
en su caída van tocando
la música de la vida, su ritmo
el palpitar del corazón.

En la orilla del río
a mi mismo me doy la mano
en el agua mi reflejo
de mi mano mi gemelo.

En ramas se convierten mis brazos
a su vez en alas van tornando
retomando el vuelo
desde siempre abandonado.

Ya por los cielos volando
abajo mi reflejo
sobre el agua, de color blanco
sólo por las nubes separado.

Una taza de café en mis manos
caliente como el fuego
humeante, su perfume rezumando
sorbo a sorbo, ojos cerrados.

En su fondo ya los posos
de ellos un bosque inmenso
árboles frondosos
un jardín en sus claros.

Rosas de terciopelo
azules, rojas, de verde tronco
las mariposas revoloteando
el  trino de los pájaros.

Entre los troncos
de la araña su tejido
obra de un gran artesano
tejiendo la vida a mano.

Una historia a cada paso
un revivir cada vez que respiramos
el horizonte a lo lejos
como una brújula nos va guiando.

Brujas, hadas, una ilusión
reanimando el corazón
de los duende un empujón
para salir del bache encontrado.

Soy agua alimentando el lecho del río
sus piedras voy moldeando
sus bordes me van encauzando
marcándome el camino.

En cascada me convierto
mis gotas convirtiendo
en la magia del universo
agua, amor y fuego.

Al caer en el lago
diversas formas voy cogiendo
tus ojos me van imaginando
en ti me convierto.

Unas arrugas en las manos
un rostro cansado, sonriendo
una vida en los ojos
su cara, un misterio.

Se libera la lava ardiendo
de un mundo de esclavos
convertidos en fuego
humeante en los cielos.

Sólo queda ya el recuerdo
de lo que era amor y fuego
de quien su sangre dejó
como tinta en el corazón.

Un sentimiento en el tiempo
caduco, que se pierde en el olvido
de quien por todo luchó...
La imagen en el río de los gemelos.

Toni Oliver

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