jueves, 25 de enero de 2018

La vieja guitarra

La vieja guitarra

Llena de polvo la encontré
lloraba y lloraba
surcos como ríos
por sus maderas corrían
arrastrando el polvo que le quedaba.

La puse entre mis manos
con ellas la acaricié
quitando el polvo que le quedaba
mientras sus lágrimas se apagaban.

Empezó a sonar una melodía
por mi desconocida
pegajosa, de alegría
mi cuerpo su ritmo seguía.

De la tristeza a la fiesta
rezumaba alegría
la seguí acariciando
ella al pasar de mis manos
mis dedos con ella jugueteando
dibujaban sus cuerdas
una gran sonrisa.

Toni Oliver

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