Un manojo de rosas rojas aterciopeladas
Caminando por la carretera hacia ninguna parte, a un infinito indeciso, un hermoso manojo de rosas rojas aterciopeladas tirado en medio de la carretera contando una silente historia de desamor, quizás engaño, desidia, venganza, rechazo... Mil maneras en que se puede tirar esa maravilla bajo las ruedas destructoras de los vehículos que van pisoteándolo sin compasión, saltando los pétalos al vacío, esparciéndose con el soplido fuerte del viento, amenazando tormenta, ésta llega en segundos borrando las huellas de un mal recuerdo arrastrando los restos hacia el alcantarillado, navegando por la cuneta como un barco sin rumbo ni timón. Hice un barquito de papel, siguiendo las huellas del desaparecido mal recuerdo, perdiéndose en una rejilla camino al misterio infinito. Salió el sol, se secó la carretera, ni rastro de lo que en un momento fue un bonito ramo...
Toni Oliver

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