Parpadeantes
Parpadeantes estaban
esas llamas de las velas
por nuestro aliento movidas
como si fueran alas de mariposas
que silentes aleteaban.
Susurrantes cara a cara
nuestros labios, casi sin palabras
algún te quiero, te amo, sellaban
mientras nuestros brazos nos abrazaban
ellos, los labios, silentes se besaban.
La pasión, el fuego, y no el de las llamas
por todos nuestros poros rezumaban
como las fuentes que los ríos llenan
acabando entre cataratas
hasta que en el lago llega la calma.
No, el fuego no se apaga
ni aún en plena calma
se recupera de las inexistentes cenizas
para volver a flamear, como las velas
la lengua, siempre juguetona...
Con sus juegos empieza
de nuevo tras la aparente batalla
todo tu cuerpo explora
como un rebelde capitán pirata
buscando el tesoro en la recóndita playa.
Tras el desembarco, mojado por la mar salada
un palo, el estandarte, la bandera con la calavera
recorriendo todos los recovecos hasta llegar a la cueva
esa oscura, misteriosa, donde la carne tiembla
el cerebro, silente, se descoloca como si no hubiera mañana.
Hermoso atardecer, cielos de color naranja
el sol, todavía calienta, aunque se acuesta
para abrazarse con la luna
yo ya estoy abrazado a ella
sintiendo como nuestros al mismo son palpitan...
Toni Oliver
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