domingo, 12 de enero de 2025

Me encontré sentado

Me encontré sentado

Me encontré sentado sobre blancas nubes, allá en las alturas, jugando a deshilacharlas dejando caer las hebras sobre la misma nube, como si fuera en un gran pajar, jugando con la paja.

En un momento dado levanté la cabeza, viendo al niño que antes era, rubio dorado, pelo rizado, ojos azules, brillantes, ya de edad indefinida, los años no perdonan y el inexistente tiempo tampoco, el seguía siendo niño, yo un anciano. Nos miramos a los ojos, nos reconocimos de inmediato, nos saludamos con una enorme sonrisa, nos dimos un fuerte abrazo. Cuando nos dimos cuenta, estábamos correteando por encima las blancas nubes, nos sumergíamos en ellas, como si fueras el mismo mar, no nos hundíamos en ellas, su estado gaseoso tenía un componente que nos mantenía a ambos, con nuestras travesuras. En alguno de los descansos, le di las gracias por no abandonarme en los momentos malos, las gracias por resurgir de entre las adversidades dándome ánimos, incluso soluciones. Me recuerdo ahora la claridad mental que tenía, siempre encontraba una solución a cualquier problema que surgiera, por absurda que fuera, por irreal que pareciera, era la solución.

También le pedí disculpas, sí, se las pedí, por esos momentos, no demasiados, que me olvidé de él en algún lugar del laberinto de mi cerebro. Siempre aparecía encontrando la salida para encontrarme cuando más lo necesitaba.

Nos pusimos a hablar, el contaba sus aventuras de niño, nunca tenía problemas que no se resolvieran, simplemente se dejaba fluir como la misma agua en el río, yo las de adulto, con más penas que glorias, pero también las hubo. También comparamos todas las mentiras y pocas verdades de esta vida, desde el mismo parto ya te van mintiendo, unas veces por propia ignorancia de quienes te mienten, otras con toda la intención y saber del porqué lo estaban haciendo, pero también llegamos a la conclusión de que entramos ene sta selva humana para ir aprendiendo paso a paso, tropiezo tras tropiezo, en las aventuras de cruzar el desierto y ser ignorado como cualquier grano de arena de los que forman las dunas, entrar en la selva donde los bípedos son los más salvajes y los que luchan con más fuerza abusando de la confianza de su apariencia...

Tantas cosas que contarnos, no teníamos reloj, tampoco gravedad, ni distancia, nos cogimos de la mano, a nuestro pesar, nos bajamos de las nubes para seguir nuestro camino, esta vez juntos, sin separación.

Llegamos a nuestro mundo, el que llamamos aquí en la Tierra, todo había cambiado, nosotros también, nos sentíamos más jóvenes, más amigos que nunca, hasta las arrugas parecían desaparecer de nuestro rostro, o simplemente ya las ignorábamos, no eran importantes, las únicas arrugas que quedaron, y nos alegramos, fueron las de la felicidad que se notaban y marcaban en nuestros rostros. Seguimos caminando, pero esta vez, sin contar ni los días, ni los años, pasaron a segundo plano, es más, no envejecíamos, nos dimos cuenta que la edad es un engaño para matarnos haciéndonos creer que nos tenemos que morir al hacernos viejos.

Toni Oliver



Pensamientos filosóficos a cualquier hora del día o de la noche. 12/01/2025

Pensamientos filosóficos a cualquier hora del día o de la noche. 12/01/2025

Nos pasamos toda la vida corriendo, unos más, otros menos, muchas veces sin saber a donde vamos, otras si sabemos sonde queremos ir, pero no conocemos el camino, también pasa que sabemos donde ir, pero no sabemos como es, vamos dando vueltas sin ton ni son, sin darnos cuenta que donde queremos ir es donde estamos. 

Muchas veces, la mayoría, es necesario hacer un alto en el camino, reflexionar, pensar, ir observando esas pequeñas cosas, esas que nunca nos fijamos, minúsculas, esas que no les damos importancia, dejar que el cuerpo, poco a poco, consiga la calma serena. Esa en la que, siendo consciente de todo te centras en cualquier cosa, pero únicamente en esa, hasta sentirla, abandonando, aunque sea por un momento, todo el resto. Justo ahora, en ese preciso instante, sin pensar en nada más, ni en el pasado ni en el futuro. Si se consigue esto, son unos preciosos momentos donde reina la paz de tal forma que no quieres salir de ella. Curiosamente, nuestro cerebro, quizás sea nuestro ego, nos traiciona y entiende que queremos salir de esa paz, no sea que le quitemos todo su poder.

Fue precioso mientras duró, aunque sea por un corto instante. 

Dicen los que se dedican a meditar que se puede conseguir esa paz por bastante más tiempo. Todo es cuestión de intentarlo una y otra vez, hasta que uno consiga dominar a su antojo esos precisos y preciosos momentos.

Intentémoslo, cada cuerpo en paz consigo mismo es un granito de arena para conseguir la paz global, un granito que se va liberando del control de los que se creen los amos del mundo, los que infunden miedo y misera para tenernos controlados hasta en lo más íntimo.

Estoy seguro, pero no sé el tiempo que nos va a costar, que lo conseguiremos, todo es empezar, el camino se hace andando y con el primer paso se empieza a andar y a hacer camino.

Toni Oliver