martes, 11 de marzo de 2025

Mágico libro

Mágico libro

Me adentré en un viejo caserón casi en ruinas, lo justo para que no le caiga a uno encima. Las puertas chirriantes por la falta de engrasado y de uso, crucé el gran comedor hacia la parte de atrás, una gran biblioteca, miles de títulos, uno me llamó la atención, no tenía título. Lo cogí con cuidado, era muy antiguo, las hojas desgastadas por su uso, lo abrí, todo estaba en blanco, más bien ocre, no se notaba letra alguna. Estuve un rato fijándome en él, girando páginas, nada, no se veía nada escrito. Encendí una vela, la puse a un lado de una de las hojas, miraba por el otro lado, a trasluz sí se veía algo escrito. Parecido a cuando escribía con jugo de limón las hojas en blanco para verlas después calentando la hoja con una vela. 

Empecé a leer despacio, el tener que calentar las hojas no dejaba que me diera mucha prisa, poco a poco empezaron a salir las letras, las palabras, explicaban la vida en un mundo paralelo, muy especial, se podía estar en dos sitios a la vez, en la vida dual y en otra vida, donde el pasado, presente y futuro todo era un mismo tiempo, no había cuerpo físico que le estorbara a uno, tampoco estorbaban las paredes, ni el tiempo ni el espacio.

Pasé el primer capítulo, entre en otro que hablaba de mi, toda mi vida, mi pasado, muchas cosas que ya ni me acordaba, otras como las del niño que siempre tenía respuesta para cualquier cosa que se le preguntase, luego vi como cada vez que hablaba empezaron a decirme que esto no se dice, esto no se hace, esto no se toca, me convertí en un niño callado, ya no daba explicaciones, no opinaba, nada de mi contaba. Me di cuenta como me convertía en  esclavo de un sistema que no entendía, me absorbía como un enorme imán, más bien, me tragaba como si hubiera caído en una espiral sin fin con el vértice hacia abajo, sin fondo... me vi, ya algo más anciano, intentando sobrevivir fuera de este sistema de mentiras, corrupciones, falta de humanidad, pero esa espiral me seguía tragando, intenté agarrarme al vacío, aunque fuera para tener un poco de calma, unos segundos, no pedía más, el libro se cerró solo. Esta vez vi el título “La vida de un jubilado intentando salir de la esclavitud del sistema”.

Toni Oliver



La sombra sin cuerpo

La sombra sin cuerpo

Se escuchaban unos aparentes pasos en la oscuridad e la noche,  una sombra sin cuerpo si iba movimiento entre las farolas parpadeantes, con sus polillas chocando contra los cristales que envuelven las lámparas. Avanza la sombra, parece que no tiene destino, pero no hay cuerpo que le acompañe, un misterio, sombras y un cuerpo opaco que la acompañe. Se adentró en un portal mal iluminado, abriose la puerta sin movimiento alguno, se escuchó un disparo rompiendo el silente frío de la noche. De nuevo, apareció la sombra, deslizándose entre las farolas hasta perderse en la oscuridad de la lejanía. Llegaron los coches patrulla, nadie vio nada de nada, no hallaron cadáver alguno, sólo una simple nota pegada a los buzones de correos, “Por aquí he pasado yo, la Sombra”.

Toni Oliver



Suena el sonido del viento

Suena el sonido del viento

Suena el sonido del viento, al alba, acompañado del trino de los pájaros, el rocío caído sobre las hojas se va evaporando elevando al cielo esas lágrimas. Lágrimas del dolor del alma ante la reacción de algunos humanos, dañando al prójimo a conciencia, avivados por el odio, el afán de poder, la avaricia. Lo llaman guerra, pero es un atraco a mano armada apropiándose de lo ajeno, sea del vecino o a miles de kilómetros de distancia.

Que importan las vidas, lo que importa es el saqueo en esa partida de ajedrez donde las fichas con de carne y hueso, fichas donde unos con otros no se conocen, pero los que las mueven se deleitan en eliminarlas con todo el sarcasmo y sadismo pertinente de gentes sin alma.

Tras la noche, con la fuerte tormenta iluminándola, rayos, truenos explosiones a mansalva, de nuevo el rocío aparece al alba con sus lágrimas, de nuevo el sol, brilla entre las ramas mientras los pájaros trinan y la brisa silba entre las rendijas y el repicar del sonido de las hojas adornando la mañana.

Toni Oliver