Llegó el vendaval
Llegó el vendaval
llevándose todo lo viejo
también lo que nuevo había
dejando un desierto
regado por lágrimas vivas.
De la arena nacieron las semillas
que algún día dejó una sonrisa
con las lágrimas regadas
crecieron, tomaron vida
del corazón, flores y más semillas.
Del pasado, vagos recuerdos
que la mente va borrando
aunque sigas insistiendo en recordarlos
poco a poco se desvanecen en el tiempo
como la lluvia, sus nubes, saliendo el sol.
La lluvia limpió el polvo
dándole un nuevo brillo
a un universo, ahora desconocido
y como un chiquillo explorando
los escondites y entresijos ignotos.
Ya ni te acuerdas de aquella sonrisa
pero sus frutos te acompañan
aunque tu mente la olvida
se instaló en tu cara
como el brillo que la ilumina.
Toni Oliver