miércoles, 18 de septiembre de 2013

Los cascos y la luna



Los cascos y la luna

El sonido de los cascos de los caballos, con el tintinear de las campanillas de sus cuellos colgando, allá a lo lejos, se escuchaba como una música que saliera desde las entrañas del oscuro bosque.

La luna llena las sombras de las ramas reflejaba sobre el camino, vislumbrando un desolado y tenebroso paisaje, terribles sombras, raros sonidos salidos de la nada, la piel de los pasajeros estaba erizada del pánico que allí reinaba...

Dentro del carruaje el silencio con un cuchillo se podía cortar, hasta las ropas de algunos se había mojado por el descontrol urinario provocado por esa panicosa situación.

El sonido de los caballos y el carruaje se seguía sintiendo, pero cada vez más cerca, poco a poco su volumen más aumentaba, solo el revolotear de algunos nocturnos pájaros rompía el musical de cascos y campanillas...

Grandes sombras se proyectaban sobre los pasajeros, sólo siluetas se vislumbraban, siluetas que deformaban la imagen del castillo al que habían llegado... Oscuras sombras volaban sobre sus cabezas, un ligero perfume a heces se hacía presente, pero ni una sola palabra de sus labios salía...

Una sombra acompañada de un candil dentro de una minúscula lámpara apareció de las entrañas del castillo, no notaron ni tan siquiera el abrir de la puerta, la luz iba oscilando de un lado hacia el otro con un vaivén no acompasado...

Poco a poco se iba acercando una sombra, un perfil de una persona agachada, no se descifraba si por una gran joroba o si era el agotamiento y la forma adquirida por los duros trabajos allí reinantes, tampoco las mentes daban para imaginar nada, estaban tan paralizados como sus propios cuerpos...

De pronto una voz profunda y oscura, como recién salida de una ultratumba les dijo “acompañadme”, sin más, se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el castillo, mientras el resonar de los cascos y las campanillas se iba perdiendo en el horizonte, más bien... dentro del oscuro y tenebroso bosque...

No tenían ni idea de donde estaban, solo que estaban entrando en un oscuro castillo, muros desiluminados, paredes vacías, sin muebles.....

Fueron siguiendo poco a poco, al ritmo que el pánico que de ellos se había apoderado les dejaba, a la sombra agachada que les había salido al encuentro, sólo la luz de la minúscula lámpara iluminaba la estancia y a su paso la oscuridad en el castillo volvía a reinar....

Toni Oliver