Preciosas esas piernas
Preciosas esas piernas
encerradas en esa cárcel de malla...
Cabalga el jinete,
ya ni es príncipe ni nada,
pero cabalga para salvarlas,
asalvajarlas,
como diablos salvajes,
ardientes como el fuego
del mismísimo infierno,
atravesar esas puertas de acero,
como por arte de magia
se vuelven merengue,
impregnando esas extremidades
por todos sus recovecos...
Querrán ser limpiadas a lametazos,
unos salvajes, otros tiernos,
suaves como el algodón,
sin olvidar la contradicción
de la rudeza y la ternura
convirtiendo todo esto
un una auténtica locura...
Toni Oliver