En los cantares del mío Cid
En los cantares del mío Cid
sobre Babieca aparecía montado
ahora van los caballos agrupados
llevando ruedas como cascos.
Se ve su sombra
ya no por los prados
que esos están cerrados
sino sobre el asfalto.
Dicen las bífidas lenguas
que se le ve con ese acero afilado
al que le llamaban Tizona
terror de los enemigos.
Salieron asustados
corriendo, un fantasma hallaron
antes lo habían muerto
ahora se le ve cabalgando.
A la velocidad del rayo
sobre Babieca montado
los relinches convertidos en rugidos
tiembla la tierra a su paso.
Fuego a sus espaldas va dejando
de lejos se le nota enfadado
simulando al dragón
por donde pasa lo deja todo quemado.
Se funde el asfalto a su paso
por el campo ni lo va intentando
lo tienen todo vallado
mucho ladrón han soltado.
Ya, con los años, se ha vuelto anciano
enfundando su espada, pero la va afilando
sólo en las noches de luna llena el ruido
del acero en los campos.
Dicen que sigue vagando
los lobos tras sus pasos
ruido de acero y aullidos
se van escuchando...
Toni Oliver