domingo, 29 de septiembre de 2024

Renacer

Renacer

Renacer, quizás una vida en un año, a mis cincuenta y tanto encontrándome entre dos orillas. El mar, la mar, la soledad entre el infinito, el músico, el poeta, desde cada orilla instantes de amor. El pequeño princepito pateando dentro de las entrañas, ese, mi último amor nacido.

Mis puntos cardinales mostrando las huellas del pasado, quiero amarte así, dejando mis huellas este mes de abril. Alfarero de mi fantasía, esa luna gitana brindando por mis sueños, por mis desaparecidas musas, como las del templista con el ánimo decaído, de tanto engaño tras unas copas.

Cuesta recobrar la confianza, causa efecto de una Venezuela por los dioses olvidada, por el capricho del azar. Recuerdos, soy música, un verso.

Cúidate, abrázame, como si no hubiera mañana, con tus alas, déjame alguna pluma para escribir mis versos en esa mágica noche. Mis ojos mirando caer las hojas del otoño en ese septiembre de cambios imprevistos. Mira ese colibrí sobre la flor...

Toca pianista, toca, que las notas me hagan olvidar mi tremendo dilema ¿Dónde está el amor? Mientras las notas vuelan con su magia, dos corazones latentes un beso, el del soldado, imagino las rosas entre mis labios haciéndome vibrar el corazón.

El Atlántico y su recuerdo, baila conmigo vida, ellos sueñan, espérame en la tormenta donde las lágrimas de la lluvia, mis amigas del alma, mi pluma las adora. Con ella, la pluma, entramos en otras dimensiones no escritas. Tus versos, mi voz, sonando a música y poesía. Esos ojos negros sirviéndome de espejo, pianista y poeta, tu amada musa venida de los vientos.

Regálame una noche, ese inexistente tiempo, para que escuche y sienta tus palabras como rapsodia, llevando a mi amor a la rendición, entregándome como el caminante al viento. Canto a la vida... Ella en brazos de las palabras, en el ingrávido espacio de la memoria... Bailemos en el lado oscuro de la luna, sin que se entere el mundo, alrededor de la humilde flor.

Mírame mientras gobierno mi velero, si te dejase, sería tu inspiración, tú, mis pensamientos, tus manos, con alma de golondrina...

Nosotros, en nuestros sueños, en la memoria de Claudio Carrillo, regalándole una sonrisa, soy la inspiración con el amor de poeta, a veces amor dormido, perdiéndome entre ángeles de piel, sin plumas, mientras vuela la blanca paloma.

El poeta que viene ami, esa música, esa mi verdad en la primavera madura. El tiempo, inexistente, pero tan cabrón, promoviendo inexistentes castigos, esperando tu rendición al amor, ese tan esperado, ausente, pero presente entre las sensaciones... Mi nombre suena silente entre los muros, las piedras del viejo muelle portuense...

Ummm, ese mundo de tus sueños.

Toni Oliver

De Adelina Carrillo




Me senté sobre la arena

Me senté sobre la arena

Me senté sobre la arena
mirando el mar y su calma
esas olas con su parsimonia 
ligero vaivén hacia la arena.

A lo lejos, con su sonrisa
Poseidón con su corte de sirenas
Neptuno y Él con su charla
pensando como romper mi paz.

Ambos agitaron las aguas
haciendo que se enfurecieran
ambos con sus carcajadas
yo dejando que el agua me acariciara.

Sabor a sal, se iba a mi piel se pegaba
las olas, aún con su furor, me masajeaban
de su furia disfrutaba
como un niño en una charca.

Me puse a jugar con las olas
como antaño,años ha, las toreaba
con mi cuerpo, sin capa
apareciendo tras ellas, mientras llegaban a la playa.

Enfurecidos ambos Dioses, atentas las sirenas
a ellas mando a la playa
tal como llegaban les recitaba
un poema de amor, mientras su sonrisa brillaba.

Los dos, enfadados, se sumergieron bajo las aguas
las sirenas calladas, escuchaban
esos poemas que para cada una inventaba
llegando a su eterna alma.

Se despidieron, dejándome sus lágrimas
saladas como el mar 
bañando mi cuerpo con su felicidad
yo, mi piel lamía, sabía a la sal de sus lágrimas.

Toni Oliver