Y de repente...
Y de repente
ingrávido en el cielo
abajo la tierra
a un lado la luna
por todos lados las estrellas.
La tierra, azul, bella
se iba desmoronando la esfera
desapareciendo el agua
como una nube se evaporaba
las piedras polvo tornaban.
El verde, que gran belleza
ardía bajo las llamas
sólo carbón quedaba
cenizas grises volaban
desapareciendo entre la nada.
La luna que me acompañaba
de pena lloraba
sus lágrimas al vacío caían
hasta que de ella no quedó nada.
Sólo un recuerdo en mi mente
de lo que era mi casa
mi mundo, mi tierra
paraíso maltratado, nada queda
ni la perversión humana.
Desaparecida por su avaricia
su desprecio y su desgana
pensando que con dinero bastaba
lo demás poco importaba
ahora su espacio lo ocupa la nada.
Toni Oliver