De los días en el desierto acuérdome
Rima y voz que no falte
así pueda elevarme
por los cielos y hundirme en los profundos mares
se me escuche por todos lares
de los pares a los impares
hasta los últimos confines
nadie quede sin escucharme.
De los días en el desierto acuérdome
de los aplausos silentes
de las orejas escuchantes inexistentes
sólo la arena acariciante
esa de noche fría y día ardiente
los cuervos en el cielo planeantes
los buitres todos pendientes.
Esos días que me trataban de demente
por decir las verdades existentes
que no eran la voz cantante en el ambiente
pero si sonido era estridente
en un mundo no pensante
pero sí obediente
al igual que el rebaño pastante
arrancando las raíces sobresalientes.
Toni Oliver