lunes, 24 de octubre de 2022

Hilvanaba el poeta

Hilvanaba el poeta

Hilvanaba el poeta
piedrecitas de mil tamaños
con su pluma las sacaba del tintero
las teñía de asfalto.

Podría haber hecho rosarios
de moda ya han pasado
pensó en hacer caminos
como hacían tiempo ha los romanos.

Negro veía el futuro
cuanto más trabajaba más lejano
en el horizonte lo oscuro
el pan con su sudor iba ganando.

A la hora de la merienda, ya perfumado
de eso olor a asfalto tan típico
humeante, ligera niebla sobre el opaco
bajo su asiento, el infierno.

Esas calderas hirviendo
con ese mejunje espeso
mantequilla no es, no
son del petróleo sus desechos.

En la mesa el tintero
el secante en una mano
la pisonadora empujando
renació el niño de antaño.

Cual cochecito avanzado
de esos de cuerda como el reloj
que se cascaban al segundo intento
lo llevabas al herrero, te miraba extraño...

Toni Oliver

Se olvidó

Se olvidó

Se olvidó el gallo
del matutino canto
tan de mañana tanto alboroto
ya no aguantaban sus oídos
tengo que reconocerlo
los míos tampoco.

Le propuse un trato
que me tenga el café preparado
al levantar el alba, con su bizcocho
le iba a pedir unos huevos
me miró con odio y descaro
los de las gallinas son para pollos.

Claro, al verme con el cuchillo en la mano
en aceptar el trato no dudó
ya dejaba dormir al vecindario
me despertaba con el café, su olor
entrando en la habitación
cual fantasma encadenado.

Desde entonces, con ese acuerdo
paz y amor entre vecinos
hasta me traían huevos
mientras el gallo miraba cabreado...
De mis gallinas no los han cogido
pero los del vecino sí han llegado.

Antes me pedían el gallo
para hacer un magnifico caldo
ahora con el silencio se han conformado
no se puede hacer tanto ruido tan temprano
con lo bien que se duerme en el campo
a los grillos no he podido acallarlos...

Toni Oliver