Y después de...
Y después del encierro
en tu casa, como en el desierto
paredes en la imaginación
los perros recordando que estás preso.
Una cárcel rara
donde las rejas no te encierran
te protegen de lo que hay afuera
un peligro que no se detecta.
Y llega un día
que a la calle te sueltan
te sientes libre, a sabiendas
que el peligro acecha.
Cosas simples saboreas
ese café, su aroma
ese sabor en la boca
sin prisas se paladea.
Te subes a la moto
sin prisa, disfrutando
el aire fresco
que sobra la piel va rozando.
El mar, su sabor
esa brisa con un toque salado
esa sal que en la piel va quedando
ese aire de mar que se va respirando.
Flores de primavera
da igual cual sea
todas, a cual más bella
las abejas te lo recuerdan.
Extraña libertad
de un encierro invertido
preso de ti mismo
espero que haya valido la pena.
Toni Oliver