miércoles, 26 de febrero de 2025

Tras la explosión

Tras la explosión

Se cortó la luz, se escuchaba el sonido de los coches policía, ambulancias, bomberos como se acercaban rápidamente, en la calle todavía estaban cayendo cascotes de la pared que había saltado por los aires, la primera planta se quedó sin ventanas ni paredes. Un mendigo, que estaba recostado sobre un banco, vio pasar un hombre vestido de negro, con sombrero ancho, llevaba algo en la mano, lo miró y lo lanzó a la alcantarilla, con el pie ayudó a que cayera hacia adentro, se tumbó, se tapó, durmió profundamente hasta que notó una mano que le zarandeaba, abrió los ojos y vio a la policía, Esta le pregunta si había visto algo, él contestó, lo único que he visto antes de ponerme a dormir ha sido un hombre, mejor dicho, una sombra, no le he visto la cara, un vestido negro con sombrero que echaba algo a la alcantarilla, tal como apareció despareció, siguió durmiendo con la misma paz que acostumbraba, nada que ganar, nada que perder tenía, sólo le quedaba su paz, la que le había costado mucho trabajo y lágrimas para conseguirla... La policía siguió con su misterio sin resolver, no le creyeron ni una palabra...

Toni Oliver




Entre... Un infinito

Entre... Un infinito

Entré en un largo pasillo entre las paredes muy altas, casi infinitas en altura y largura, buscando una puerta de salida, no la hallaba. ¡Uff! 

Recorrí durante un infinito e inexistente tiempo, miraba hacia atrás, puerta no quedaba, único camino, seguir adelante hasta donde me lleven las fuerzas, hacia adelante un infinito, hacia atrás, ya nada, bajo mis pies, el sólido suelo del pasillo que iba desapareciendo tras mis pasos, hacia arriba era como mirar las estrellas entre esos grandes y altos muros, permitiendo ver sólo una línea recta donde esas estrellas del firmamento se alineaban, a veces unas, luego otras, perdiéndose cada vez que miraba donde pisaban mis pasos, dejé de pensar en el final del pasillo, me centré en cada uno de mis pasos, sintiendo cada uno de ellos. Miré a los lados, esos muros infinitos, estaban llenos de dibujos indescriptibles, jamás había visto algo igual, podían distinguirse entre ellos diminutos puntos de luz, si te acercabas a ellos y mirabas sin expectativas, veías pasar el mismísimo universo explicándote todos los detalles de lo que estabas viendo. Me olvidé del infinito pasillo centrándome en los pequeños detalles que me aportaba el fijarme en ese aquí y ahora, eso que tenía a mi alrededor, sin mirar más lejos ni pensar en las cosas que no alcanzaba. Solté la angustia, las prisas, los miedos acumulados en mi pasado, quedándome con la admiración, la alegría, y el amor que estaba cogiendo en este lugar, todo lo que veía observando esas pequeñas cosas que de tanto correr dejaba de lado no sabiendo de su existencia.

Toni Oliver